Cuarto día: "Hoy hemos probado a tomar la cena todos boca abajo"

"Todo cuesta tanto en el espacio que, la verdad, se llega a perder mucho tiempo por las cosas más inesperadas". El astronauta español Pedro Duque ha escrito, en exclusiva para los lectores de EL PAÍS, un diario en el que describe la vida a bordo del Discovery. Duque, el único de los siete tripulantes de la nave que no había viajado al espacio anteriormente, repasa los nervios de la víspera del lanzamiento, el vértigo del despegue, sus problemas para comer en ausencia de gravedad y los sentimientos que le produce contemplar cada día 16 amaneceres. "Hoy", cuenta en su cuarto día de navegación, "hemos probado todos a tomar la cena boca abajo, con los pies en el techo; mañana, quizá, haya otros momentos para descubrir nuevas sensaciones".

Moverse y trabajar en el Discovery no es fácil: "Por ejemplo, si alguien roza el cable que yo estaba a punto de conectar, en vez de caerse al suelo, se va volando, rebota en un par de paredes y luego cuesta encontrarlo". Durante la comida, hay que extremar la atención: Cualquier mínimo error puede tener "consecuencias muy manchadoras", explica Duque en su diario.

El astronauta escribió su relato en el ordenador de a bordo y lo envió a Houston por correo eléctrico. La NASA lo remitió a la Agencia Espacial Europea, quien lo hizo llegar a EL PAIS.

Duque describe el despegue como menos ruidoso de lo que se había imaginado. A los pocos minutos, los motores se apagan. "La presión sobre mi pecho se alivia de repente y el respaldo, harto de aguantar tres veces mi peso, me proyecta hacia adelante. Entonces, Curt, el comandante, declara: "Bienvenidos al espacio?, y se gira para ver la cara del único que nunca ha estado allí fuera, buscando una sonrisa de entusiasmo. Soy yo, ¡y vaya si estoy sonriendo!".