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Zaplana admite que el pacto sobre la Acadèmia "va mal" y Moreno le acusa de "chulería"

El espíritu de acuerdo entre populares y socialistas para sacar adelante un dictamen sobre la lengua en el seno del Consell Valencià de Cultura y para aprobar, apenas dos meses después, la ley de creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua para definir la normativa del valenciano parece haberse esfumado. Eduardo Zaplana admitió ayer sin ambages que las negociaciones "van mal" y comentó sin mucha convicción que espera cerrar un acuerdo "antes de Navidad". Antonio Moreno, portavoz socialista, atribuyó el bloqueo a la "chulería" del presidente.

La ley de creación de la entidad normativa fijaba un plazo de un mes para elegir a los primeros 21 miembros de la Acadèmia, un plazo que venció hace una semana. Las urgencias de última hora para salvar el acuerdo dieron paso a la creación de una comisión parlamentaria para ganar tiempo. Francisco Camps, consejero de Educación, y Fernando Castelló, portavoz popular, han escenificado algún encuentro con los portavoces socialistas Antonio Moreno y Jesús Huguet, para mantener viva la ilusión que despertó la posibilidad de un acuerdo lingüístico que acabe con una polémica que se ha arrastrado durante años. Sin embargo, los ánimos parecen haberse relajado. Zaplana aseguró ayer en las Cortes que las negociaciones "van mal". Luego matizó: "Lamentablemente, no van bien". El presidente hizo un esfuerzo por mantener viva "la esperanza y la ilusión" sobre la posibilidad de concertar un acuerdo sobre la composición de la Acadèmia, pero no quiso fijar ningún plazo. "Antes de las elecciones", "antes de Navidad", "lo antes posible", comentó alimentando un cansino optimismo. Zaplana atribuyó la sensación de bloqueo a las filtraciones de nombres por parte de los socialistas y aseguró que asiste a la supuesta difusión de listas desde el grupo mayoritario de la oposición "con cierta resignación". El consejero de Educación se sumó a las palabras del presidente y acusó directamente a Joan Romero, secretario general del PSPV, de jugar "un papel extraño" a la hora de "radiar cualquier contacto, incluso cuando no los hay". Desde su posición institucional, Camps acusó a sus interlocutores de "no estar alcanzando el nivel que se debe tener en una negociación de estas características". El portavoz socialista replicó con contundencia y ofreció una perspectiva diametralmente opuesta. Moreno aseguró que Zaplana "traslada" a las conversaciones sobre la composición de la Acadèmia su "chulería, prepotencia, desprecio y soberbia, así como su nerviosismo" en torno a la definición de los primeros 21 académicos. Moreno aseguró que la actitud del presidente no es gratuita, sino que responde a una estrategia muy meditada. Según el portavoz socialista, los populares se dedican a "torpedear las negociaciones para que no haya acuerdo, porque alguien les ha asegurado que el pacto no es rentable electoralmente". Los socialistas denuncian que el PP mantiene una percepción estrictamente "instrumental" de las negociaciones, muy alejada de la defensa de las señas de identidad que aseguran defender. Moreno fue explícito al respecto: "Zaplana no quiere llegar a ningún acuerdo, lo único que pretendía era montar un numerito y ahora, como no le interesa, está dando largas". El portavoz socialista negó rotundamente que su grupo haya filtrado ningún nombre y aseguró que la difusión de listas responde a "un truco muy viejo" de la derecha "rancia que representa Zaplana". En un comunicado posterior, Moreno afirmó que "Zaplana y Camps confunden la negociación con un trágala que, en última instancia, es un sabotaje al acuerdo sobre la Acadèmia que todos deseamos". Al margen del debate político, la Facultad de Filología de la Universidad de Valencia expresó su "preocupación" ante la proposición no de ley aprobada por las Cortes hace una semana que insta al control del profesorado. La facultad denuncia que la propuesta "atenta contra la libertad de cátedra" y supone "una injerencia en el mundo académico".

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