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FÚTBOL LIGA DE CAMPEONES

El Madrid arrolla en el segundo tiempo

El equipo de Hiddink fue muy deficiente en la primera parte, pero se arregló a continuación

Santiago Segurola

El Madrid aplastó al Sturm Graz en un partido que demuestra el carácter cambiante del fútbol. Durante el primer tiempo, la afición protestó, se quejó y dirigió sus críticas contra varios jugadores, Seedorf y Karembeu a la cabeza. Era el mismo Madrid descompensado y sospechoso de las últimas semanas. Y el mismo equipo que saca un rédito espectacular a la precisión de sus delanteros. Pero en el segundo tiempo entró Jaime, el Madrid se equilibró y eso fue suficiente para darle una tunda al Sturm, que fue lo que el Madrid quiso que fuera. Algo en el primer tiempo. Nada en el segundo. Cada día se añaden nuevos elementos para el debate en el Real Madrid. Frente a un equipo absolutamente menor, el Madrid profundizó en sus carencias. Al equipo se le ve el cartón en aspectos fundamentales del juego. Está poco trabajado en lo táctico, se mueve por impulsos, tiene a algunos jugadores fuera de sitio y defiende mal. La acción contaminante de todos estos defectos es cada vez más visible. Si el Madrid tenía más cualidades que defectos en la pretemporada, a estas alturas se observan deficiencias por todos los costados. Pero hay un asunto que le mantiene a flote: la precisión de sus excelentes delanteros. Pocos equipos tienen la capacidad del Madrid para fulminar a sus adversarios con ejercicios de puntería como el de ayer, como el de La Romareda, como el de San Mamés. Sin embargo, la pregunta es evidente: ¿hasta cuándo podrá sobrevivir a sus errores?

REAL MADRID 6

STURM GRAZ 1Real Madrid: Illgner; Panucci, Sanchis, Hierro, Roberto Carlos; Karembeu (Jaime, m.46), Seedorf, Raúl (Guti, m.80), Jarni; Mijatovic (Suker, m. 75) y Savio. Sturm Graz: Sidorczuk; Schopp, Neukirchner (Kocijan, m. 66), Foda, Popovic, Posch; Schupp, Mählich, Reinmayr; Haas y Vastic. Goles: 0-1. M.8. Schoof cede de tacón a Vastic en el área pequeña, y éste fusila a Illgner. 1-1. M.13. Mijatovic pica para Savio, que controla con el pecho y marca. 2-1. M.21. Roberto Carlos profundiza para Raúl, que bate por bajo a Sidorczuk. 3-1. M.61. Zurdazo de Jarni desde la frontal que se cuela por la escuadra. 4-1. M.66. Roberto Carlos centra desde la izquierda y Popovic marca en propia meta. 5-1. M.78. Jarni, de tiro raso desde la izquierda del área. 6-1. M.90. Savio, de cabeza. Árbitro: Barber (Inglaterra). Amarilla a Panucci, Hierro, Neukirchner, Sanchis y Schopp. Tercer partido de la Liga de Campeones. 30.000 personas en el Bernabéu.

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Nervios y discusiones entre los jugadores

El partido tuvo muy pocos atractivos. La gente debió de sospecharlo y acudió en un número escasísimo al Bernabéu. Sólo asistieron los más fieles y probablemente los que están más atentos al equipo. Muy pronto comenzaron los reproches a los jugadores, y con razón. Los más señalados fueron Karembeu y Seedorf, también con razón. Seedorf volvió a fracasar como medio centro. No sólo le faltó el conocimiento de un puesto decisivo en el ataque y en la defensa, también fue sospechosa su actitud. Volvió al trotecito, sin ninguna capacidad para recuperar la pelota, sin entender que entre sus funciones es capital la ubicación entre los centrales cuando ataca el equipo adversario. Esas cosas le resbalan a Seedorf, que vive en su universo particular, bastante caótico por cierto. Por una vez, Hiddink tomó nota del problema y metió a Jaime en el segundo tiempo. Su ingreso supuso un importante elemento estabilizador en el aspecto defensivo. A partir de ese dato, el Madrid estuvo más puesto. Suficiente para reducir al Sturm Graz a su condición de equipito.

A sus problemas habituales, el Madrid añadió la desidia en el arranque del partido. El Sturm, que tiene un aire de equipo de veteranos, se aprovechó de la parálisis madridista para marcar el primer tanto del partido. Los austriacos llegaron al área con paredes y taconazos ante la indiferencia de los defensores y el estupor del público. Vastic aprovechó el pase, marcó y abrió un periodo de preocupación en Chamartín, preocupación que comenzó a disiparse nueve minutos después con el gol de Savio, que hizo un control estupendo y resolvió con tranquilidad.

El segundo tanto del Madrid se produjo en el segundo remate del equipo, lo que habla de su característica puntería. Un excelente gol, por otra parte. Roberto Carlos corrió un pase precioso a Raúl, que hizo lo suyo. Desde ese momento a nadie se le pasó por la imaginación la posibilidad de que el Madrid se viera en apuros. Pero el primer tiempo habló mal del estado del equipo: desorganizado y apático. La gente se molestó por el deficiente juego madridista y la tomó como Seedorf y en menor medida con Karembeu. Ambos dieron mucho que hablar.

Hiddink, que no se había distinguido en los últimos partidos por su perspicacia para detectar los errores del equipo, acertó con la sustitución de Karembeu por Jaime. El principal beneficiado por el cambio fue Seedorf. Continuó en estado de dispersión, pero al menos tuvo a alguien que corregía sus problemas de equilibrio en el juego. En su función de corrector, Jaime tuvo un papel muy agradecido para el Madrid.

Más robusto en el aspecto táctico, menos desordenado y con el viento favorable de los goles, el Madrid fulminó al Sturm en el segundo tiempo. El tercer tanto fue definitivo en el desplome del equipo austriaco. Jarni teledirigió un remate fantástico que entró por la escuadra izquierda. Ni hecho con ordenador. El público sacó los pañuelos y con razón, porque el zurdazo fue formidable. Desde ese instante el Madrid se dio al lujo ante el entusiasmo de su hinchada, que olvidó las penurias del primer tiempo. Cayeron goles de todos los colores, algunos espléndidos, y se hizo evidente la cambiante materia del fútbol, un juego muy capaz de producir irritación y entusiasmo en el plazo de hora y media.

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