El Barça confía en Múnich
Un triunfo situaría en inmejorables condiciones a los azulgrana
El botín en juego invita hoy al Barça al saqueo futbolístico del estadio Olímpico de Múnich (20.45 horas, TV3; TVE1, 22.30), ya no sólo por un asunto de jerarquía sino también de prestigio y de autoestima. Un triunfo azulgrana no solamente supondría reforzar su condición de líder de grupo si no que dejaría al Bayern en la cuneta europea y reduciría la clasificación a un mano a mano con el Manchester en el Camp Nou. Por contenido y marco, el choque se ofrece que ni pintado para un acto de afirmación y propaganda barcelonista. Cualquier otro resultado es simplemente reparable y, por tanto, supone la renegociación de condiciones en el intento de los barcelonistas por alcanzar la final del 26 de mayo en el estadio azulgrana, un escenario que obliga al Barça a cumplir no sólo como organizador si no también como competidor.
No tiene el Bayern Múnich ninguna otra puerta de salida que la victoria. Hipotecado por su derrota en casa ante el Brondby y por el empate con el Manchester, el equipo alemán necesita recolectar puntos para mantener sus opciones. Su discurrir europeo contrasta con el liderato en la Bundesliga, competición donde ha ganado siete partidos y empatado otro en ocho jornadas, un arranque que no tiene precedentes en los 98 años de historia del club y que, en contrapatida, contrasta con el inicio liguero del Barça, uno de los más flojos de la última década.
Las secuelas del campeonato español son las que aumentan el confusionismo sobre el momento de forma azulgrana. El empate con el Salamanca no sólo frenó el crecimiento del grupo, sino que delató su falta de sentido de equipo y reabrió el debate en la plantel sobre la militancia que exige Van Gaal y la insumisión declarada de los brasileños, que acabó con Giovanni en la grada, Anderson sin salir del banquillo y Rivaldo denunciando que no tenía la confianza del entrenador ni para tirar los penaltis.
El cambio de competición y el rival, sin embargo, obligan al técnico a cambiar esta noche de libreta. Las bajas de Pellegrino y Kluivert, no inscritos en la Liga de Campeones, pueden provocar que los tres brasileños se junten de nuevo en el campo. La mejor manera de combatir el juego físico del Bayern Múnich es controlar la pelota; y para esconderla, el entrenador maneja la posibilidad de retrasar a Cocu hasta el puesto de central zurdo, mantener a Xavi como medio centro y devolver a Giovanni a la segunda línea de ataque, junto a Luis Enrique y por detrás de Rivaldo, de nuevo tirado hacia el banderín de córner, una estructura ofensiva muy parecida a la del curso pasado y que está presidida por Anderson, pichichi de la competición con tres goles en dos partidos.
No dio muchas pistas Van Gaal de cómo llenará el medio campo, salvo que Reiziger puede alinearse como lateral por Roger y que no conviene descartar la entrada en escena de Nadal. El técnico, en este sentido, minimizó la posible titularidad de Giovanni diciendo: "Cuando un jugador no puede manejar su problema yo no puedo alinearlo", en clara respuesta a la decisión del brasileño de negarse a jugar como segundo pivote; y redundó en que tiene preparados dos planes de juego en función de si el Bayern empieza con cuatro o cinco zagueros. Lastrado por la baja de su santo y seña, el capitán Lothar Matthäus, y disminuido por las lesiones de Strunz y Helmer, Ottmar Hitzfeld sopesa varias alternativas, y entre ellas situar a Jeremies de libre, dar el mando único a Effenberg y encomendarse al poder goleador del brasileño Elber.
Alineaciones:
Bayern: Khan; Babbel o Tarnat, Linke, Jeremies, Helmer o Kuffour, Lizarazu; Basler, Effenberg, Fink; Jancker y Elber.
Barcelona: Hesp; Okunowo, Abelardo, Cocu, Reiziger; Xavi; Luis Enrique, Giovanni; Figo, Anderson y Rivaldo.
Árbitro: Anders Frisk (Suecia).
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