Dos desconocidos apalean a un hombre, lo atan de pies y manos, y queman su chalé en La Pobla de Vallbona

La paliza brutal que le pegaron no les pareció suficiente castigo. Tras los golpes, ataron de pies y manos con un cable al maltrecho inquilino del chalé en la terraza trasera e incendiaron la casa. Alertados por una vecina, los bomberos llegaron al chalé, situado en la urbanización La Conarda, a tres kilómetros de La Pobla de Vallbona (Camp de Túria), anteayer sobre las diez y media de la noche. Tardaron dos horas en extinguir las llamas, que calcinaron el comedor y una habitación. Los bomberos hallaron a la víctima, Laurent Joseph Calzada Iparraguirre, de 42 años y procedencia francesa -según la policía local- atado, seminconsciente y con múltipes contusiones y cortes profundos. Los agresores se ensañaron con el rostro de este hombre alto y delgado y lo convirtieron en un gran hematoma. "Antes de que se lo llevara el SAMU nos dijo que le atacaron dos hombres a los que no conocía de nada", comenta el jefe de la Policía Local, Juan Bolea. Calzada seguía internado ayer en el hospital La Fe de Valencia con politraumatismo y "pronóstico reservado", según los médicos. La víctima llevaba unos cuatro años empadronada en La Pobla, según la Policía Local, pero vivía en esta urbanización a tres kilómetros de La Pobla y "apenas frecuentaba el casco urbano y no se relacionaba con la gente del pueblo". Los vecinos afirman que "sospechaban" algo porque veían "mucho movimiento de vehículos" en torno al chalé, en la calle de Bon Aire. De hecho, en el jardín de la casa se amontonaban ayer cinco vehículos medio desguazados, a los que les faltaba el motor, las ruedas y diversas piezas. El BMW de la víctima, con matrícula de Navarra, seguía ayer aparcado junto a la puerta, totalmente abierto. En su interior guardaba una azada, un palo de golf, numerosos llaveros que, según los vecinos, se dedicaba a montar, así como documentación de varios vehículos y una patente a su nombre de una maquinaria para reparar abolladuras de carrocerías de coches. La Guardia Civil sospecha que se trata de un ajuste de cuentas por posibles negocios ilícitos relacionados con vehículos sustraidos.