Contragolpe de precisión

En un partido riquísimo en alternativas, goles y sucesos varios, el Valencia se llevó una victoria de RumanIa tras aplicar un contragolpe de precisión. Perfecto en su ejecución. Claudio López, Ilie y Angulo martirizaron con sus contraataques al Steaua, que dominó mucho, jugó bastante e incluso marcó con frecuencia. No tanto como el Valencia, claro, que cada vez que visiaba al meta rumano Tene le depositaba un regalo envenenado.Adrian Ilie, querido y odiado en Rumanía, dejó boquiabiertos a sus compatriotas. Aquel chico tímido y habilidoso que dejó el Steaua para probar en tierras turcas primero y más tarde en el Valencia, se había convertido en uno de los jugadores más desequilibrantes de Europa. La primera vez que Ilie se asomó al área rumana envío el cuero al larguero; en la segunda cabeceó cruzado a las redes; y en la tercera se adelantó en el momento justo al defensor, con una punta de velocidad extraordinaria, para embocar una bella combinación por la izquierda entre el Piojo López y Carboni.

Ésos eran los latigazos de Ilie a sus paisanos, pero entretanto sucedían muchas más cosas. Por ejemplo, la mala cabeza del centrocampista sueco Stefan Schwarz, que se autoexpulsó en un par de acciones muy prescindibles. Una de ellas, un penalti que paró Cañizares.

El Valencia jugaría desde entonces, minuto 20, con 10 jugadores. Ranieri reorganizó el equipo, adelantó a Angulo y la defensa de cinco hombres pasó a ser de tres. El Valencia, incluso, se dejó arrastrar por la euforia y dio muestras de una alegría desacostumbrada en su juego.

De ahí nació el segundo gol valencianista: un homenaje a la precisión en el contragolpe que finiquitó Ilie.