Bouygues lanza un pulso a Bancaixa por el control de Aguas de Valencia. Los franceses recurren a la vía judicial para recuperar sus consejeros en Aguas de Valencia
Saur, sociedad del grupo francés Bouygues, inició ayer el pulso por el control de Aguas de Valencia ante la renovación en el año 2002 del contrato de suministro de agua potable de Valencia por un periodo de entre 50 y 75 años. Los franceses impugnaron ayer los acuerdos del último consejo de Aguas de Valencia del pasado 30 de julio. Una eventual alianza de los accionistas minoritarios -Bancaixa y BCH- arrebató a los franceses su hegemonía en el consejo.
La sociedad francesa Saur, propietaria del 43% de las acciones de AVSA, cumplió ayer su amenaza. Sus abogados recurrieron ante los jugados de primera instancia de Valencia los acuerdos adoptados en su último consejo. En aquella sesión los consejeros del Banco de Valencia (Grupo Bancaixa), titulares del 5% de Aguas de Valencia, y los del BCH, dueño del 16% del capital, unieron sus votos para desalojar de la vicepresidencia primera de AVSA a Jacques Sennepin, consejero delegado del Grupo Saur. Su puesto fue ocupado por el consejero delegado y director de Aguas de Valencia, Álvaro Aguirre. En la misma sesión se nombró a Vicente Montesinos, consejero de Bancaixa, como secretario de AVSA. Los accionistas franceses fundamentan su recurso de impugnación en la falta de quórum -la mitad más uno de los consejeros-, lo que, a su juicio, invalida cualquier decisión adoptada en aquella sesión del consejo. Saur insiste en que al consejo del día 30 de julio sólo asistieron seis de los 13 miembros que lo componen, según acuerdo de la junta de accionistas del 18 de julio de 1994, que es la registrada legalmente. "Se vulneraron las disposiciones exigidas por los estatutos de AVSA y la Ley de Sociedades Anónimas", apuntaron ayer en Saur. Portavoces del Grupo Bancaixa consideran, sin embargo, que sí hubo quórum, ya que en la actualidad el consejo de Aguas de Valencia tiene varios puestos por cubrir y sólo son 10 los que ocupan su cargo. En este caso, los seis asistentes a la sesión del 30 de julio garantizarían el exigido quórum. Ahora será un juzgado quien resuelva el conflicto. La eventual alianza de Bancaixa con el BCH, que los franceses conocieron antes de la celebración del consejo, de ahí que no asistiera ninguno de sus consejeros, dio al traste con la compra por parte del Grupo Bancaixa de un 13% de las acciones de AVSA a Saur. Estas dos entidades hacía meses que habían iniciado las negociaciones empujados por el Ayuntamiento de Valencia, muy interesado en que los accionistas franceses vendieran una parte de sus títulos a inversores valencianos. La razón es simple. El Consistorio tiene que renovar antes del año 2002 la concesión del suministro de agua a la ciudad, que ahora gestiona Aguas de Valencia, e insiste en que si AVSA quiere adjudicársela tendrá que "valencianizar" su accionariado. "Nos han obligado a presentar esta demanda para recuperar los derechos políticos y de representación que nos corresponden como principal accionista de la sociedad [Aguas de Valencia]", manifestó ayer el consejero delegado del Grupo Saur en España, José María Izquierdo. "No entendemos ni aceptamos la actitud gratuitamente hostil mostrada hacia nosotros ni la estrategia de golpe de mano [del Grupo Bancaixa y BCH] en un momento de negociaciones entre los accionistas de la compañía y sus órganos de gobierno", continuó Izquierdo. El portavoz insistió ayer en que las negociaciones con Bancaixa "están suspendidas hasta que se restituyan nuestros derechos". De hecho, a Saur, titular de un 43% de las acciones de Aguas de Valencia, le corresponden cinco puestos en el consejo. Uno de ellos lo cedió a Vicente Montesinos para propiciar la entrada de otro consejero valenciano, y el segundo, la vicepresidencia primera, lo perdió en beneficio de Bancaixa y el BCH. Ahora contarían con tres consejeros de un total de 13, si se exceptúa el puesto ocupado por Montesinos. Fuentes conocedoras del conflicto consideran claves en este pulso la negativa de los franceses a perder el control de la gestión de Aguas de Valencia. Los franceses estaban dispuestos a vender al Grupo Bancaixa un 13% de sus títulos, pero no a entregarles el control absoluto de la compañía. El papel jugado por el consejero y director Álvaro Aguirre explicaría el resto. Saur había pedido su salida del consejo de Aguas de Valencia, una condición que Bancaixa no aceptó. Sólo estas cuestiones explicarían cómo, a pesar de existir un preacuerdo de venta del 13% de las acciones, Bancaixa y el BCH dieran un golpe de timón en el consejo del día 30 de julio, dejando a los franceses en situación precaria. Con la presentación de la impugnación, Saur hace saber a sus socios de Aguas de Valencia que "aguantarán el tirón" el tiempo que sea necesario. Esta batalla no tiene, sin embargo, un único frente. Desde que estallara la crisis han sido varios los episodios desafortunados entre accionistas. Entre otras cuestiones se ha dado el caso de que Aguas de Valencia se ha presentado a concursos para adjudicarse contratos internacionales de suministro de agua como aliada de sociedades que compiten con el grupo francés Bouygues. Su filial, Saur, presente en Aguas de Valencia desde el año 1990 está considerado en la actualidad como uno de los grandes grupos mundiales especializado en la gestión del ciclo integral del agua. En 1997 registró una cifra de negocio de 340.000 millones de pesetas y sirvió agua a más de 35 millones de personas en Europa, Asia, África y América. Sociedad mixta El interés de Saur se centra ahora en la renovación antes del año 2002 del contrato de suministro de agua potable a Valencia, un negocio valorado en 500.000 millones de pesetas. El Consistorio de la ciudad, propietario de la red, ya ha hecho saber sus condiciones para que el contrato, que ahora gestiona Aguas de Valencia, se renueve. El Ayuntamiento, según el concejal Alfonso Grau, pretende constituir una sociedad mixta con Aguas de Valencia y que sea ésta la que explote el servicio durante otros 50 o 75 años.Para que esto se produzca el equipo de gobierno municipal, del PP, considera imprescindible "valencianizar" el capital de Aguas de Valencia. Por ello ha buscado al Grupo Bancaixa, que posee sólo un 5% de la sociedad, como ariete para reducir el peso del accionista francés y crear una situación que favorezca la entrada de otros inversores locales. La historia se puede complicar infinitamente más a la vista del interés que el contrato de suministro del agua despierta en otras grandes compañías españolas, ya sea Fomento de Construcciones y Contratas, Aguas de Barcelona o Dragados y Construcciones.
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