Sin servicios en el parque del Retiro
Dado que nuestro maravilloso parque madrileño conocido como el Retiro ofrece alicientes suficientes como para que el visitante pase horas en él, es fácil que inevitablemente se tenga necesidad de visitar los servicios de señoras o caballeros, únicos lugares en los que el parque deja de ser maravilloso para no llegar ni a la calificación de aceptable. Su aspecto, suciedad y olores son francamente deplorables, lo que hace más verosímil la secuencia de la película Todo el mundo es bueno, de Summers, en la que aparece un funeral en uno de estos mal llamados aseos.Los asiduos asistentes a los conciertos de la Banda Sinfónica Municipal y demás atractivos que el Retiro brinda estamos en su mayoría en esa edad en la que la fontanería del cuerpo empieza a resentirse, y procuramos llevar los deberes hechos de casa, pero a veces la necesidad obliga a repasar los mismos durante la estancia y visitar los servicios.
Además de lo expuesto, tienen alguna otra singularidad.
En ellos, una señora o un señor encerrado en un pequeño habitáculo con puerta de cristal, y de quienes no se conoce si son funcionarios del Ayuntamiento o viven de las propinas, vigila las entradas y salidas de los necesitados, y no se me ocurre que sea por otro motivo que el de mantener la moralidad dentro del local. Lo que sí se sabe es que son depositarios del rollo de papel higiénico que suministran con gran sentido de la economía.
Posiblemente los servicios sean los únicos lugares del parque que no han sido remodelados desde su apertura. Señor Álvarez del Manzano, ánimo y a por ellos. Al fin y al cabo, se trata de unos subterráneos.-
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