"Entrenarse con Cruyff era un espectáculo; es el número uno"
Embutido en su equipo de entrenamiento del Lazio, Iván de la Peña se hunde en un sofá. Se hace tarde y Lo Pelat ha buscado la intimidad en un hotel de A Coruña para ver algo de su pasado por televisión: el partido Barcelona-Hertha de Berlín. A sus 21 años, y jugador de talento descomunal que surgió como la mayor promesa del fútbol español, parece disfrutar de una tranquilidad apacible tras la tormenta que lo llevó al calcio hace dos meses. Dice estar feliz y sólo se torna sombrío cuando se le mencionan ciertos directivos del Barça. Hoy jugará la final del Teresa Herrera tras eliminar al Madrid. En este partido, dio un pase sensacional a Marcelo Salas y no falló en los penaltis.Pregunta. No esperaba conocer más clubes que el Barcelona.
Respuesta. Pasé siete años en Barcelona y me quedaron muchos recuerdos y grandes amigos. Me recibieron con mucho cariño y todo fue más fácil de lo que yo creía porque al principio sentía un poco de morriña. Siempre he estado muy vinculado a la familia y la echaba en falta. Pero acabé como en casa, como en Santander.
P. La historia se repite.
R. Me ha costado bastante, pero en el Lazio me han recibido muy bien, es un grupo muy sano.
P. ¿Hizo bien marchándose?
R. Cuando tomas una decisión siempre crees que es lo mejor, luego pueden pasar muchas cosas, pero yo estoy contento. Sé que el calcio es difícil, pero espero que me vaya bien.
P. ¿No debería haber dejado el Barcelona antes?
R. Creo que no, que me fui cuando me tenía que ir. En mi primer año, Cruyff me hizo debutar. Tenía 19 años y jugué muchos partidos para tener esa edad. Creo que he sido el catalán que más partidos ha jugado en su primer año en el primer equipo. Disfruté muchísimo de esa época porque Cruyff, para mí, ha sido el mejor entrenador que he tenido.
P. También se lo puso difícil.
R. Yo era un niño de 19 años y me hizo madurar muchísimo. Eso hay que agradecerlo.
P. ¿Y Robson?
R. Con Robson no empecé jugando, pero acabé de titular. Tuvo plena confianza en mí. Se dio cuenta de que servía y estaba contento conmigo. Jugué 25 partidos seguidos y me sentí con confianza, no tenía que salir a demostrar... Y con Van Gaal empecé de titular y luego tuve la mala fortuna de sufrir tres lesiones musculares.
P. ¿Con Val Gaal su progresión se detuvo?
R. No, porque hasta la primera lesión jugué siempre de titular, tuve rotura de fibras, luego volví a jugar otra vez de titular, me volví a romper y pasé dos meses parado. Al regresar, me rompí en el primer encuentro. Es difícil decir que Van Gaal es el culpable porque no lo es.
P. Da la impresión de que no le dieron más opciones que irse.
R. Eso es otra cosa, pero no culpo a Van Gaal. Él contaba con otras personas y lo acepto; por tanto, me tuve que ir.
P. ¿No podría haber confiado más en usted?
R. Sí, es cierto, pero cada técnico tiene su manera de ver el fútbol, de pensar, y lo acepto. Nunca he tenido ningún problema con un entrenador. Nunca he hablado mal de nadie; nunca lo haré. Es mi forma de ser. Y como él piensa que hay jugadores mejores que yo, me voy a otro lado.
P. ¿Cómo le empujó a irse?
R. Van Gaal no me dio la oportunidad ni de ganarme un puesto, me dijo que lo tenía superdifícil para jugar.
P. ¿Y por qué dejó de creer en usted en tan pocos meses?
R. No tengo ni idea. Supongo que se ganó la Liga, confió en otros y cambió de opinión.
P. ¿Qué papel cumplieron el presidente Josep Lluís Núñez y la directiva?
R. Prefiero no hablar de ello.
P. Lo ha dejado muy claro.
R. Sí.
P. Porque la responsabilidad de que el Barça conecte con su gente es de la directiva.
R. Hay unas personas que mandan en el club. Ellos toman las decisiones y han optado por esta óptica. A mí me gustaría que el Barça se identificara con su cantera y la gente de casa.
P. ¿Es consciente de que es un mito del fútbol español sin apenas jugar?
R. No me esperaba el cariño que me han dado los aficionados. Espero compensarlos con algún título, alguna Copa de Europa si puede ser, algún día [se ríe].
P. ¿Cómo está en el Lazio?
R. El grupo es fenomenal y el ambiente muy bueno. A los nuevos nos han recibido de maravilla y espero que siga. Es importante este buen rollo si un equipo quiere ganar títulos.
P. Se dice que se ha hecho amigo de El Matador.
R. Con Marcelo Salas hablamos el mismo idioma y eso nos une un poco. Estamos todo el tiempo juntos.. Como jugador todo el mundo lo conoce. Tiene muchísima movilidad y a los centrocampistas siempre nos da salidas.
P. Eriksson será su cuarto entrenador. ¿Con cuál se queda?
R. Robson fue un gran técnico que me dio mucha confianza y se lo agradezco. Van Gaal es muy disciplinado y sabe lo que quiere. Pero el número uno es Cruyff. Sin lugar a dudas. Por la manera de ver el fútbol, es distinto a cualquiera. Me enseñó todo. La forma de estar en el campo, cómo situarme, cómo colocarme para recibir bien el balón. Entrenarse con él era un espectáculo.
P. ¿Cuál es su punto flaco?
R. El remate de cabeza, soy horroroso, horroroso. Y defendiendo no soy tan malo como dicen.
P. Dicen de usted que en el campo no toma las decisiones ni en el lugar ni en el momento justo.
R. Si buscas tantos detalles encuentras miles de defectos. No hay futbolista perfecto. Me ubico mejor en la media punta, con libertad de movimientos.
P. ¿Qué le sorprendió de Italia?
R. Los entrenamientos. Se pasan muchas horas en el gimnasio.
P. ¿Lo podrá soportar?
R. Todo el mundo lo soporta.
P. Sin terminar de adaptarse al Barça, ¿cuajará en el Lazio?
R. Al Barça me adapté. Me adapto a todo.
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