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Gomaespuma recoge 20 toneladas de material escolar para el Sáhara

Rosario G. Gómez

La última aventura humanitaria de Gomaespuma ha concluido con la entrega del primer lote de las 20 toneladas de material escolar con destino al Sáhara. Guillermo Fesser y Juan Luis Cano, responsables del informativo matinal de la cadena de radio M-80, han vuelto fascinados del desierto, desde donde el lunes emitieron en directo el programa. Los saharauis volvieron a reclamar la celebración de un referéndum auspiciado por Naciones Unidas. El domingo (de 12.00 a 15.00) se repetirá esa edición solidaria de Gomaespuma.

Ésta no es la primera acción solidaria que emprenden Cano y Fesser. Sus anteriores misiones, siempre con la colaboración de sus oyentes (439.000 según los datos del último EGM) y de instituciones privadas, les llevaron a Mauritania, Cuba y Bosnia. En el país africano repartieron 70.000 gafas de sol, a la isla caribeña trasladaron 100.000 juguetes y en un hospital serbio entregaron siete toneladas de leche maternizada. "Esto es puro egoísmo. No me creo Guillermo de Calcuta. Lo hago porque me hace sentir bien", afirma Fesser. Según el periodista, tener un programa diario de tres horas en directo es un regalo. "Sólo un tonto puede desaprovechar eso y dedicarse al conde Lecquio".Cano apunta que los seguidores de Gomaespuma no son oyentes al uso. Cree que se identifican con ellos y con el espíritu del programa. "Es una audiencia muy solidaria. Siempre que hemos pedido su ayuda han dado un paso al frente", matiza.

En esta ocasión, eligieron el Sáhara ante la favorable perspectiva de que se celebre pronto un referéndum en la ex colonia española. "Es una gente que nos ha preocupado siempre, desde que les abandonamos de mala manera en 1975. Queríamos ir allí para ver en qué punto estaba el referéndum. Es un pueblo con filosofía encomiable. Su causa es una causa justa. Lo único que reclaman es vivir delante del mar, que es su casa, en vez de en el estercolero en el que están metidos", comenta Fesser.

Castellano en el desierto

Las toneladas de libros contribuirán a mantener vivo el castellano en el desierto. Pese a todo, los periodistas satíricos no creen haberse transformado en una ONG. "Los que tenemos la suerte de tener a nuestra disposición un micrófono creemos que hay que utilizarlos para hacer cosas", asegura Cano. "Es una cuestión de buena educación. Si te invitan a cenar unos amigos llevas el vino. Los beduinos no beben y lo que les hacía falta eran libros", agrega su compañero.Tecnológicamente, la emisión del lunes pasado ha sido un hito. "Íbamos con un equipo de todo a cien y al final hemos hecho, por primera vez, un programa en directo de tres horas desde el desierto del Sáhara". Para la transmisión se utilizó la energía de todos los grupos electrógenos de gasoil que alimentan de luz a Assuerd, una ciudad de 40.000 habitantes.

La flexibilidad del programa, con un equipo pequeño, ha favorecido la emisión. "La radio hasta ahora salía en abril a la Feria de Sevilla, en San Fermín a los toros en Pamplona y el día del santo del Rey a la recepción oficial", se lamenta Fesser.

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