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TOUR 98

Un hombre fuera del sistema

Luis Gómez

Puede decirse que Bruno Roussel, 42 años, bretón, nacido en Vannes, ciudad a no más de 170 kilómetros de donde ayer fue detenido para prestar declaración ante la policía judicial, nació para ser entrenador. Y puede decirse que nació también para estar fuera del sistema. Su carrera sufre una clara dependencia de la experiencia de su padre, Ange Roussel, un preparador que cobró cierta fama en el descubrimiento de jóvenes talentos (entre ellos Laurent Fignon) así como por su personalidad autodidacta y por ser precursor del entrenamiento científico.Roussel no es ajeno al perfil de su padre. Hasta hace unos días era un hombre contestado por algunos colegas, pero a quien respaldaban los resultados que estaba obteniendo con su particular forma de dirigir el Festina: había convertido a Richard Virenque en un héroe nacional en el decaído ciclismo francés, a Laurent Brochard en un sorprendente campeón del mundo y al equipo Festina en una de las locomotoras del pelotón internacional. Bruno Roussel, desde ayer por la tarde, tiene que dar cuenta de sus actos. Su biografía, de momento, queda en suspenso.

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Su padre, Ange, llegó a tener problemas con la federación y terminó retirándose del escenario. Su hijo Bruno, tras una corta experiencia como corredor amateur, tomó bien pronto la decisión de continuar el trabajo paterno. Se hizo entrenador y para ello se apartó de las directrices habituales: estudió para licenciado en Educación Física.

Con unos conocimientos más científicos bajo el brazo entró en 1990 en el circuito profesional, en el equipo RMO, donde es recomendado por Charly Mottet. Está dos años trabajando en ese equipo, donde saltan a la fama dos corredores como Pascal Lino y Richard Virenque, con quienes llega a sumar nueve días con el maillot amarillo en el Tour. Esta experiencia dura dos años, hasta que el equipo abandona el ciclismo.

Posteriormente, en 1993, recibe plenos poderes de Miguel Rodríguez, patrón de la casa Festina, para que se haga cargo de un equipo con fama de caótico y con poco prestigio en el pelotón. En este tiempo, Roussel ha conseguido que el equipo Festina sea considerado como uno de los más potentes del mundo. Ahora, por otras cuestiones.

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