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FRANCIA 98

El gran desafío

Brasil, actual campeón, y Francia se enfrentan en la última final del siglo XX

Santiago Segurola

Como si estuviera escrito en el guión previo a la Copa del Mundo, Francia (el país organizador) y Brasil (campeón en Estados Unidos 94) jugarán esta noche la final de la Copa del Mundo. Final inédita que puede añadir un nuevo campeón a las seis nacional que han conquistado el torneo desde su creación en 1930. Francia tiene la posibilidad de hacer historia. Un país que ha hecho tanto por el fútbol -creó la FIFA, el Mundial y la Copa de Europa- no ha conseguido todavía el título que le homologue con las grandes potencias. Brasil, en cambio, juega para mantener su hegemonía: cuatro títulos, su sexta final, la producción incesante de figuras, la relación apasionada por el fútbol.El partido se abre a numerosas lecturas, casi todas atractivas. Brasil es el equipo de Ronaldo. Con eso bastaría. Pero también es el equipo que se obliga a mantener la llama de la historia, de Pelé, Garrincha, Tostao, Rivelino, Jairzinho, Zico, Falcao, Junior y Romario. Aunque de ninguna manera se puede comparar a este equipo con los grandes brasileños, la condición de favorito no se lo arrebata nadie, ni tan siquiera Francia en su papel de local, con todo el país detrás y con un equipo estimable. Para Brasil el partido representa la continuidad con una historia de éxitos. Para Ronaldo, el partido le ofrece la posibilidad de coronarse de manera indiscutible. Se sabe que es el mejor futbolista del mundo, pero el título de campeón le serviría para medirse en un plano de igualdad con los grandes mitos. Sólo tiene 21 años, pero está en camino de hacer historia.

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Desde el lado brasileño, la final es un acontecimiento que dificilmente sobrepasará a sus jugadores. Taffarel, Cafú, Aldair, Leonardo, Dunga y Bebeto participaron en la anterior Copa del Mundo. Y los novatos no son cualquier cosa: Ronaldo, que estuvo en Estados Unidos pero no jugó, Rivaldo, Roberto Carlos y Denilson, por citar a los cuatro más populares.

Gran prueba francesa

Para Francia sí es un momento imponente. El presidente Jacques Chirac declaró ayer que es "el mayor desafío en la historia del deporte francés". Lo dice con razón. Por lo que respresenta el fútbol, por lo que significa este Mundial para el país que lo organiza, por el contenido simbólico del último gran torneo del siglo XX, este partido pondrá a prueba a una selección integrada por magníficos jugadores, aunque las últimas actuaciones hayan sido decepcionantes.También hay una lectura social de este partido. Francia, un país integrador, de asilo, está representada por un equipo que responde perfectamente al mestizaje de una nación sometida al discurso sectario de una ultraderecha galopantes en algunas regiones. Hace dos años, Jean Marie Le Pen, líder de la ultra francesa, declaró que su país no podía estar representado con dignidad "por un equipo multirracial, con jugadores que no son capaces de cantar La Marsellesa". Naturalmente, como todos los oportunista, Le Pen realizó aquellas manifestaciones tras la eliminación de Francia.

Ahora, los héroes franceses son Thuram (nacido en la isla de Guadalupe), Desailly (originario de Ghana), Djorkaeff (de ascendencia armenia), Zidane (cuya familia procede de la Kabila argelina) o Trezeguet (natural de Buenos Aires). Y esa consideración se puede llevar a la cima de la pirámide. Michel Platini, presidente del Comité Organizador y la mayor leyenda del fútbol francés, es nieto de un italiano que se trasladó a las minas de la región de Lorena tras la Primera Guerra Mundial.

Algún significado político, cultural y social tendría la victoria de Francia, capaz de ordenar su mosaico de manera admirable. Pero el desafío es complicado. Brasil es campeón y favorito. Sin un gran juego, ha sido más convincente que Francia, bastante desinflada en los tres últimos encuentros.

Leboeuf por Blanc

En el capítulo estrictamente futbolístico, Francia parece que volverá a promover el equipo de corte defensivo que pretende Aimé Jacquet. Faltará Blanc por sanción y será sustituido por Leboeuf, un central grandote, lento, con una buena pegada, pero presumible víctima de Ronaldo. Así que lo más probable es que Desailly se ocupe del astro brasileño. La participación de Karembeu es probable. Parece recuperado de su lesión de tobillo y dispuesto para formar en el centro del campo con Deschamps y Petit.Zagalo no tiene problemas. Desde el primer partido hasta ahora sólo ha cambiado a un jugador: Leonardo por Giovanni. El resto es más de lo mismo. O sea, con Bebeto y sin Denilson, para desesperación de la torcida. Quizá al final, cuando esté todo solucionado o Bebeto haya demostrado, como en todo el torneo, sus carencias, algo que tal vez no hubiera sucedido con Romario, entonces sí podrá entrar Denilson.

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