Aguante de caballo

"Una playa necesito yo ahora", comentaba, exhausto y anhelante, un desencajado jinete hacia las dos de la tarde de ayer junto a la tapia del viejo cementerio de Villanueva de la Cañada. Era uno de los 60 participantes (el 40% acabó eliminado) que a las seis de la mañana -todavía de noche y con la fresca- habían salido a disputar el Campeonato de España de Raid, una competición que pone a prueba la resistencia de un jinete o una amazona montados sobre un mismo caballo durante 100 millas (unos 160 kilómetros).A los pies del equino, una mujer parecía sentir más compasión por el animal que por quien lo montaba. Acariciándole y mojando su grupa y cuello con baldes de agua, suplicaba al jinete: "Vete despacio". "¡Si no puedo ir más deprisa!", contestaba el caballero. Para entonces ya llevaba ocho horas subido al caballo y sólo estaba a mitad de camino: aún quedaban otros 80 kilómetros por delante. Un raid es una prueba seria en la que los jinetes españoles siempre han conseguido excelentes resultados a nivel internacional. Pero es también un verdadero maratón para los caballos. Cien millas no es cualquier cosa, y ayer el calor se dejaba notar entre las llanuras, lomas, cañadas, veredas y mochas de Villanueva de la Cañada, Quijorna, Brunete, Sevilla la Nueva y Villanueva de Perales, términos municipales por los discurrió el campeonato. Un recorrido duro, escaso de sombras. Los equipos de apoyo de cada participante se afanaron para que a los caballos no les faltara agua en ningún momento, y los propios jinetes compartían las botellas de agua que recibían de los puestos de avituallamiento echándola sobre la cabeza y crines de su animal.

Y aunque se prueba -y se premia- la resistencia de animal y hombre, no es cuestión de reventar a nadie. La carrera se divide en cinco fases de 35 a 40 kilómetros las cuatro primeras y una última de 16. Al final de cada una de ellas, cada caballo, tras un descanso obligado de recuperación, totalmente desnudo, libre de silla y persona, ha de pasar un riguroso control veterinario donde se le toman las pulsaciones, niveles de deshidratación, mucosa, respiración, metabolismo, movimiento intestinal, herrajes, heridas y cojeras. Imán, el animal que montaba el madrileño Ángel García, ganador de los últimos tres raids de Madrid, fue eliminado en el segundo control al apreciársele una cojera. "Herraje tardío", se lamentaba el jinete, visiblemente decepcionado, pues partía como uno de los favoritos a la victoria final.

La decepción se trasladó a los aficionados madrileños, pues a esa hora el catalán Mikel Vila, actual campeón de España, llevaba, a lomos de su caballo Oregón, varios kilómetros de ventaja sobre su inmediato perseguidor, Tarek Taher, de los Emiratos Árabes, que montaba a Bajeque, el caballo ganador del año pasado con Vila como jinete. Vila no tuvo mejor suerte, el cuarto control acabó con Oregón y tuvo que abandonar.

Pasadas las seis y media de la tarde, Jesús Machuca, de la federación andaluza, sobre Macareno, atravesó primero la línea de meta. Descontando los descansos obligados del caballo en los controles veterinarios, había invertido nueve horas y 45 minutos en su hazaña, lo que le convierte en el nuevo campeón de España de raid.