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Muere un policía tiroteado por un atracador al que el agente intentaba detener

Javier Guerra Hidalgo, un agente del Cuerpo Nacional de Policía nacido en Badalona hace 25 años y que llevaba un año y medio casado, murió ayer en el hospital Clínic de Barcelona a causa de dos balazos en el vientre que minutos antes le había propinado Dino Marcelo Miller Martínez, de 29 años, un atracador al que el agente intentaba detener. Los hechos se desencadenaron tras el asalto a una sucursal de La Caixa ubicada en la calle de Sepúlveda esquina con Villarroel. A partir de ese momento, se desencadenó una trágica espiral de acontecimientos que acabaron con la vida del policía.

Ayer a las 11. 45 saltó la alarma en las dependencias policiales: dos personas armadas con sendas pistolas habían atracado una agencia de La Caixa y habían huido en un taxi. En la oficina, pero en la parte no destinada al público, se hallaban en aquellos momentos dos agentes de los Mossos d"Esquadra en una inspección de rutina. Al oír el alboroto salieron a la zona pública y, según la versión del Departamento de Gobernación, optaron por no hacerles frente por la actitud de extrema violencia de los dos atracadores y porque uno de ellos apuntaba a un cliente. Los mossos vieron que si intervenían pondrían en peligro la vida de personas. Esperaron a que los atracadores se fueran con su botín, les siguieron a la calle, tomaron nota de la matrícula del taxi y dieron la alarma a su central, que avisó a la policía. Se alertó a las unidades policiales de la zona y se puso en marcha una operación para aislar a los delincuentes. Poco después éstos abandonaron el taxi y fueron descubiertos por una patrulla, que les dio el alto. Se inició una persecución. Miller se dio la vuelta y disparó dos tiros contra Javier Guerra. Los proyectiles alcanzaron el abdomen del joven policía y le causaron una gran hemorragia. El agente fue trasladado al cercano hospital Clínic, donde fue intervenido de urgencias y murió en la mesa de operaciones. La pistola que hirió a Gilart La pistola con la que Miller disparó, una Star con el número de serie borrado de 9 milímetros Parabellum, seguramente es la misma que usó Miller la semana pasada para pegar un tiro a José Gilart, un ex policía vinculado con la desaparición de dos personas y con turbios manejos que tienen que ver con el mundo de los atracos y del tráfico de drogas. Gilart recibió un tiro que le seccionó la médula espinal. Ayer Miller fue acorralado por la policía y se refugió en un bar situado en el número 39 de la calle de Sant Antoni Abat. Allí cogió como rehenes al dueño del establecimiento y a sus padres. Les amenazó con su pistola. Le intentaron tranquilizar y el presunto homicida les pidió que le marcaran el número de su madre. Habló con ella y después, con la pistola en la boca, dijo a sus asustados rehenes que se iba a pegar un tiro. Los dueños del bar le rogaron que no lo hiciera y que se entregara a la policía. Finalmente, el atracador puso fin a la tensión, dejó la pistola en el suelo y salió a la calle, donde le esperaban los policías, que lo inmovilizaron y lo esposaron. Miller es un viejo conocido de la policía. Es un duro representante de un tipo de delincuentes fuertemente castigados por la vida y que en sus acciones delictivas arriesgan hasta el final porque, piensan, no tienen nada que perder. Hace un año y medio fue detenido cuando atracaba una peluquería, pero ya había cometido numerosos atracos a mano armada a tiendas y bancos. Pese a ello, estaba en la calle en libertad condicional desde el pasado octubre. Desde entonces ha cometido siete atracos, dos de ellos en Madrid. El segundo atracador también intentó disparar contra los policías que le seguían, pero se le encasquilló la pistola. Huyó por la calle de Salvador hasta perderse por las callejuelas que conforman Ciutat Vella. Es posible que esté herido.

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