El nuevo serial de TV-3 prescinde de los temas tabú y apuesta por la intriga

En Laberint d"ombres, el serial que sustituirá a Nissaga de poder en la sobremesa de TV-3 a partir del 4 de mayo, habrá más intriga que en las tres anteriores telenovelas que ha producido la cadena para dicha franja horaria (Poble Nou, Secrets de família y Nissaga). No en vano dos de los autores de la biblia de Laberint -texto básico del guión- son escritores de novela negra, Andreu Martín y Jaume Ribera. El ideólogo y tercer padre de la criatura, Josep Maria Benet i Jornet, que también lo fue de Poble Nou y Nissaga, adelantó ayer que en Laberint habrá "marro", pero no tanto como en Nissaga.

"Habrá historias de intriga, complejas, tanto o más que en Nissaga; habrá marro, eso no puede faltar, però quizá no será tan candente como en Nissaga. En Laberint daremos más fuerza a la intriga, aunque eso no significa que vayamos a hacer una telenovela policiaca", aclaró Benet i Jornet en la presentación del serial. En un intento de dar alguna pista más sobre el nuevo culebrón, el dramaturgo zanjó: "Laberint está entre Poble Nou y Nissaga". TV-3 eligió Sabadell para presentar su cuarto serial porque es en la capital vallesana donde se ambienta Laberint d"ombres. En un acto al que asistieron buena parte de las fuerzas vivas de la ciudad, con el alcalde Antoni Farrés (IC) al frente, así como el equipo artístico y el técnico de la telenovela, los responsables de ésta desgranaron algunos de sus secretos, más bien pocos. Así, se supo que Laberint muestra dos mundos opuestos, los que forman dos familias de clase social muy distinta. Los Aymerich, propietarios de una empresa de transportes -ALA Transports-, y los modestos Pedrós. La familia Aymerich arrastra un triste recuerdo: Raquel, la mujer del actual patriarca, Benjamí (Hermann Bonin), desapareció 16 años atrás dejando una hija pequeña, Gemma (Montse Germán), hoy una flamante economista. Oficialmente, Raquel se fugó con un amante italiano, pero la verdad es otra. Y sólo la conocen Benjamí y la criada de la familia, Concepció (Àngels Moll). Los Pedrós viven angustiados por una situación económica desastrosa. Esteve, el padre (Lluís Soler), se acaba de quedar en paro, y los últimos ahorros de la familia han servido para hacer frente a una delicada intervención quirúrgica a la que ha tenido que someterse Mercè, la madre (Imma Colomer). Los tres hijos de la pareja, Aurora (Àurea Márquez), Guillem (David Selvas) y Alfred (Bruno Bergonzini), sobreviven más mal que bien, con empleos precarios. Pese a ser éste el despegue de Laberint, una desgracia que en TV-3 no revelan y que sucederá en los primeros capítulos cambiará unos destinos que parecen fijados de antemano. El secreto del éxito El director de TV-3, Lluís Oliva, subrayó "la trascendencia social" que han tenido todos los seriales de sobremesa de la cadena. El jefe de programas, Albert Rubio, puso cifras a la afirmación: desde 1992 -cuando todavía no se había emitido Poble Nou- hasta 1997, la audiencia en ese horario ha pasado de 272.000 telespectadores de media a 588.000. Y Benet i Jornet dio su versión del porqué del éxito de estas producciones. "No conectamos con la sociedad por los temas que tratamos, sino que lo que influye al público es lo que subyace tras la trama. Y debajo de las historias hay información: sobre un modelo de vida de tolerancia, de respeto y de entendimiento del mundo que nos rodea. Eso es lo que llega", analizó el autor. Inicialmente hay previstos 130 capítulos de Laberint, pero si funciona bien, como los seriales anteriores, TV-3 lo prolongará. Benet i Jornet explicó que la biblia deja abiertos "varios caminos" por si hay que alargar la historia. Dos novedades: por primera vez en TV-3 una telenovela arrancará al día siguiente del último capítulo de su antecesora y la cadena ha programado para la próxima semana cinco resúmenes de los primeros episodios de Laberint. Ambas iniciativas tienen un mismo objetivo: enganchar a la audiencia.