Desolación por los cuatro costados

Tristeza por los cuatro costados. El Atlético dejó la Copa de la UEFA con la sensación de haber merecido mejor suerte, el aroma clásico que desprenden siempre las derrotas ante los equipos italianos. Tuvo el balón, conquistó el duelo tácticamente y fue mejor que el Lazio, pero se fue eliminado. Nadie mejor que los italianos para extraer beneficios descomunales de la ventaja más mínima, para hacer más frustantes los tropiezos de sus rivales. A muchos de los jugadores rojiblancos les costó abandonar el césped del Olímpico de Roma: Prodan se quedó clavado en el centro del campo, Vizcaíno lo mismo... "Los chavales están tristes", declaró Jesús Gil tras el encuentro, "pero estoy orgulloso de ellos Nos vamos con la cabeza muy alta".Fue Jesús Gil nuevamente el único portavoz que tuvo el Atlético. El dueño del Atlético levantó la ley del silencio por la mañana, en la reunión con la plantilla, pero los jugadores prefirieron seguir callados. No habló Antic, no habló ningún futbolista. Hoy estudiarán entre ellos si rompen su silencio, pero ayer no estaban para hacer declaraciones. La desolación les podía.

"Me siento muy orgulloso", insistía Gil, "no puedo reprocharle nada a nadie. Y Christian Díaz ha estado fabuloso. Y Prodan. Y Geli, que jugó lesionado. No hay que olvidar que con llegar a estas semifinales ya hemos hecho historia. Ahora lo que hace falta es que echen el resto para poder jugar este torneo el ano que viene".

Erikson, el entrenador del Lazio, reconoció el buen partido del Atlético: "Hemos sufrido muchísimo. Hemos jugado un gran partido en el aspecto defensivo, pero no en el ofensivo. Está claro que la clasificación la logramos en Madrid. El Atlético hoy ha sido mejor que nosotros, fue un equipo muy vivo. Pero por el cómputo de los dos partidos, nuestra clasificación es merecida". El Lazio jugará la final ante el Inter de Milán el 13 de mayo en París.

Jesús Gil se reunió antes del partido con la plantilla durante una hora y luego almorzó con ella. Durante la charla, en la que trató de motivar a los jugadores, de animarles a completar una jornada histórica en Roma, el dueño del club levantó la ley del silencio impuesta tras eliminar al Aston Villa hace ya casi un mes. Sin embargo, apuntó que los jugadores no se mostraron demasiado partidarios de empezar a realizar declaraciones y emplazaron la decisión final hasta después del partido ante el Lazio. Y tras el partido se supo: a los jugadores les va el silencio. Prefieren seguir sin hablar.

"Les he pedido dignidad y decencia en el campo", explicó el dueño del club. Gil no quiso dar demasiados detalles del contenido de la reunión. Y tampoco sobre la prima que les había prometido si pasaban la eliminatoria. Se hablaba de que había ofrecido a los jugadores 100 millones de pesetas a repartir si se clasificaban. "La sorpresa es cosa nuestra y no se puede desvelar", aseveró entonces. Más tarde, ya en el campo, Gil se acercó al vestuario para regalar sus últimas palabras de ánimo.