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FÚTBOL 30ª JORNADA DE LIGA

El Madrid vuelve a su versión domestica

El equipo de Heynckes pasó serias dificultades para doblegar a un rival menor

Santiago Segurola

En su regreso a la versión doméstica, el Madrid penó para derrotar al Compostela, que recuperó el legado de Maguregui durante el primer tiempo, aunque perdió el encuentro en el segundo. El partido volvió a abrir nuevas cuestiones sobre el estado del Madrid. Otra vez estuvo sostenido por la voluntad individual de éste o aquei, por no decir de Mijatovic, que resultó crucial. Su contribución fue esencial en todas las zonas: realizó los mejores pases, llegó frente al portero en un par de ocasiones y resolvió los problemas del Madrid con el gol del triunfo. Lo demás se pareció a la película que se ha vis-to tantas veces en Chamartín esta temporada: el juego tirando a plano, la falta de soluciones creativas y las dificultades para imponerse a un rival menor.Hubo algo de ficticio en el abrumador dominio del Madrid en el primer tiempo. El Compostela jamás tuvo intención de hacer un partido inter pares, y menos después del gol de Penev en el arranque del encuentro. Si el plan era estrictamente defensivo, el tanto :Fortaleció la idea hasta extremos insospechados. El Compostela renunció a cualquier cosa que no fuera defenderse de forma militar en su área. Todos atrás, junto al portero, con el ánimo de desesperar al Madrid, que volvió a ser el equipo rumiante de costumbre. Pero antes de que se atisbaran los defectos de siempre, se confirmaron las malas noticias sobre Hierro, que ha perdido poder. Parece más vulnerable que nunca.

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Al Madrid no le faltó ni paciencia, ni pases, ni balón, pero el rendimiento de todo eso fue bastante pobre. Hubo un notable desequilibrio entre la posesión absoluta y la cantidad de ocasiones, bastante escasas en el primer tiempo. La causa había que buscarla en el hermetismo habitual de su fútbol, donde se hace lo correcto pero no se busca lo imprevisto. Algunos jugadores volvieron a dar señales alarmantes, especialmente Raúl, cuyo voluntarioso despliegue estuvo acompañado por una ausencia total de eficacia en los regates, en el pase y en el tiro.

Tampoco Morientes pesó sobre el partido. No se le ve cómodo en estos partidos que se juegan al tran tran, a una velocidad de crucero, sin demasiado pasión. Morientes se encuentra en su elemento cuando el fútbol se vuelve épico, y jaleo en el área. Pero esta vez el Madrid se empleó con una especie de academicismo que apenas tuvo efectos. Las maniobras se veían a la legua en el lento traqueteo del balón, que iba de un lado a otro, sin un objetivo concreto. Cuando el Madrid llegaba a los tres cuartos, se apagaban las luces y comenzaba otro ataque banal. A Raúl le faltaba filo, Karembeu fue poco productivo en la derecha, Morientes quería otro partido. Las carencias comenzaron a superar a las cualidades, que estaban reservadas para el despliegue de Seedorf -a pesar de su considerable anarquía- y para Mijatovic, que se tiró a los lados, invadió las. zonas blandas del Compostela desde la media punta y desbordó a sus marcadores. El único problema es que se vio obligado a actuar demasiado lejos de la portería.

El Compostela ofreció algunas variantes en el segundo tiempo. Entró Viedina y el equipo salió del encierro para tomar un poco de aire. El partido se abrió un poco, sin demasiados beneficios para el Madrid, que terminó dependiente de Mijatovic. Había una sensación de fatiga notoria en varios jugadores. El Compostela pretendió aprovecharse de la situación, pero se empleó sin demasiada energía. Y había datos que le favorecían: cualquier pelota cruzada sobre el área del Madrid era un problema para los defensas. Pero al Compostela le faltó convicción, o calidad. El caso es que el partido se iba directo hacia el empate., Salieron Raúl y Morientes, como estaba mandado, y entraron Suker y Amavisca. Ninguno de los dos fue determinante, aunque Suker acertó en el pase. del segundo gol. Probablemente Mijatovic lo recibió en fuera de juego, pero la jugada prosiguió y el delantero madridista la cerró con gran propiedad.

Había penado el Madrid hasta conseguir el gol de la victoria y estuvo a punto de ceder el empate en dos errores defensivos en los últimos minutos. Pero el Compostela no está para grandes empresas. Lo suyo será sufrir para mantenerse

en Primera. Tendrá graves dificultades para lograrlo. El Madrid tiene problemas de otra clase: encontrar una vía que le sirve lo mismo para la Liga que para la Copa de Europa. Por ahora, vive en dos mundos diferentes.

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