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NUEVO GOLPE A ETA

El 'comando Andalucía' escondía en Sevilla un polvorín para atentar durante dos años

La Guardia Civil hizo estallar ayer un coche bomba ya preparado, tras desmantelar al grupo etarra

ETA contaba con una infraestructura estable en Sevilla y ahora se disponía a montar una segunda base de operaciones, probablemente en Málaga, para extender su actividad criminal. Sin embargo, la Guardia Civil y la policía cortaron ayer este intento al desarticular al comando Andalucía, en cuyo poder se halló un enorme arsenal compuesto de casi 700 kilos de explosivos y armas. Anoche, la Guardia Civil hizo estallar de forma controlada en el parque Atlántico de Sevilla el coche de los terroristas, cargado de 50 kilos de amosal y al que sólo le faltaba adosar el detonador, tras advertir que "tenía algo en el maletero"."El comando Andalucía, tras la desarticulación del Araba, debía ser el protagonista de la estrategia de la crueldad de ETA", dijo ayer el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja. Fuentes de la Policía y la Guardia Civil confirmaban que el arsenal completo hubiera servido a ETA para mantener durante al menos dos años una tremenda campaña de atentados.

La Guardia Civil ha llevado "el peso principal" de la redada que se ha saldado con la detención de Mlkel Azurmendi Peñagarikano, Hankas; José Luis Barrios Martín, María Teresa Pedrosa Barrenetxea, y los franceses Jean Joseph Esnal, natural de San Juan de Luz, y David Claude Christian Gramont, natural de Bayona. Los tres primeros formaban un comando de liberados [a sueldo] establecido en Andalucía, como sospechó Interior desde el asesinato, el 30 de enero, del concejal Alberto Jiménez-Becerril y su esposa.

La operación, muchos de cuyos detalles están confusos, se precipitó cuando el Cuerpo Nacional de Policía detuvo en la tarde del pasado viernes a los franceses Esnal y Gramont en una gasolinera en el kilómetro 8 de la A-92, dirección Málaga, en el término de Alcalá de Guadaira, después de haber recibido un soplo. El ministro Jaime Mayor Oreja dijo que esa llamada, fruto de la colaboración ciudadana, fue realizada por una persona que sospechó de ambos.

Seguidos de cerca

Los franceses, que presuntamente estaban siendo controlados desde la frontera por la Guardia Civil, llegaron a Sevilla en la tarde del viernes. Uno conducía una autocaravana Fiat blanca, matrícula 489-VY-64, cargada con 120 kilos de amonal, 120 kilos de amosal, 15 granadas anticarro, 15 granadas antipersonales, temporizadores, detonadores y 30 metros de cordón detonante. El otro pilotaba un Renault 19 verde, matrícula NA-1823-AL, que iba delante para alertar a su compañero con un teléfono móvil en caso de que hubiera controles policiales.Esnal y Gramont llegaron a la gasolinera, en la que los tres etarras españoles habían dejado previamente una furgoneta Seat Express, matrícula S-0237-CY, a la que serían trasvasados los explosivos y el material suministrado desde Francia por el aparato de logística de ETA. A una hora no precisada, alguien alertó de los extraños movimientos de los dos franceses al Cuerpo Nacional de Policía, que procedió a su detención sin resistencia.

El comando Andalucía de ETA tenía un enorme polvorín, compuesto por 700 kilos de explosivos y granadas, que "sin duda no era para llevarlo a una exposición en Sevilla", ironizó Mayor Oreja. Éste se felicitó de que la actuación policial haya puesto fuera de combate a este peligroso grupo fijo Y estable al que se vincula con el asesinato del concejal del PP Alberto Jiménez-Becerril y su esposa, Ascensión García Ortiz.

La policía "cumplió con su deber" al detener a los dos franceses, según Mayor Oreja, pese a que su actuación puso en alerta a los etarras que esperaban cerca de la gasolinera en un Ford Orion, matrícula CO-3417-V, estacionado en dirección a Antequera (Málaga). la imprevista intervención de la policía estuvo a punto de dar al traste con la operación que la Guardia Civil mantenía desde hace más de un mes y en la que han tomado parte 100 agentes de la Unidad de Servicios Especiales.

Azurmendi, Barrios y Pedrosa huyeron hacia Sevilla, seguidos por los guardias civiles que también estaban al acecho en la estación de servicio. Mayor aseguró que no hubo descoordinación entre ambos cuerpos policiales, pese a que no hubo entre ellos la menor comunicación sobre el plan antiterrorista que la Guardia Civil tenía proyectado ayer en Sevilla.

Seguimiento

Los agentes del instituto armado siguieron a los tres etarras hasta una vivienda del número 5 de la calle de José Laguillo, cerca de la estación del AVE. Pese a que, según la versión oficial, los tres etarras habían presenciado el arresto de los dos correos franceses, no sólo no adoptaron precauciones, sino que incluso se durmieron. "Probablemente no tenían otro sitio donde ir", precisó el ministro.Tras obtener autorización del juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, la Guardia Civil irrumpió sobre las 6.20 de la madrugada de ayer en el primer piso, letra B, del citado inmueble y detuvo a Azurmendi, Pedrosa y Barrios sin disparar ni un sólo tiro. "Tuvimos que esperar a que se durmieran", dijeron fuentes de la Guardia Civil.

El arsenal se completó con la requisa de abundante material en el piso, de cuatro dormitorios, en el que los etarras "vivían como guarros", según los agentes. Anoche aún faltaban por registrar la cocina y una habitación, donde había "abundantísimo material". Entre ese material había cuatro pistolas de nueve milímetros, tres de las cuales (dos Browning y una FN) son consideradas ''firmes candidatas" a ser la pistola usada por ETA en el asesinato del edil del PP de Sevilla y de su esposa.

Además de unos 440 kilos de explosivos, la Guardia Civil recogió en el piso un fusil Steyr Mannlicher-M 7x64 con mira telescópica y trípode para ser utilizado en tiro de precisión y largo alcance; cuatro subfusiles; una pistola Beretta del 22 con silenciador; siete ollas para coches-bomba (una de ellas lista para su uso); gran cantidad de componentes electrónicos, detonadores y otros efectos.

El intento de ETA de entregar al comando Andalucía 240 kilos de explosivos revela "la auténtica actitud y voluntad para eso que [los terroristas] llaman el diálogo" y la "búsqueda de la paz", según expresó sarcásticamente Mayor Oreja. A pesar de que su alegría era evidente, el ministro apeló una vez mas a "no lanzar las campanas al vuelo", a no caer en la "euforia" y a "mantener la tenacidad y la perseverancia". Mayor proclamó que "los atajos no llevan a ninguna parte" y que ETA sigue "anclada en la intolerancia del amonal".

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