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Reportaje:

Cajas con imaginación

La compañía Teatro Paraíso celebra el décimo aniversario de su espectáculo 'Kikiricaja'

Diez años lleva el grupo vasco Teatro Paraíso (Vitoria, 1976) representando su obra Kikiricaja y el Festival de la Comunidad de Madrid Teatralia 98 no ha per manecido ajeno a tan inusual celebración. El pasado jueves, cuando la compañía finalizó la función número 511 ante el público que atiborraba la sala Cuarta Pared los tres actores que intervienen en la obra vieron cómo los aplausos finales culminaban en un generoso Cumpleaños feliz.Luego, sudorosos y con la respiración aún agitada por el reciente esfuerzo físico de 70 minutos de representación, apagaron una enorme vela en forma de 10 Colocada sobre una tarta de cumpleaños y se mezclaron con los espectadores para compartir un discreto piscolabis y una intensa emoción. Y es que no es frecuente que una obra se mantenga en el repertorio de una compañía durante 10 años ininterrumpidos, mucho menos si está destinada al público infantil. Que se haya representado en todas las comuni dades del territorio español, que la hayan visto unos 130.000 espectadores, que haya una versión para televisión y que, a pesar de todo ello, conserve la frescura del primer día es consecuencia de una tarea bien hecha.

Un magnífico trabajo de teatro de clown, al que la calificación apto para todos los públicos le va como anillo al dedo. Porque si Kikiricaja fascina a los niños, también arranca con facilidad la sonrisa y, en ocasiones, la carcajada de los adultos. Sus protagonistas despiertan la ternura y la simpatía de unos y otros.

Bartolomeus y Comino (dos payasos de narizota roja) llevan con fa obra desde su estreno. Son dos buenos amigos que comparten juegos en torno a varias cajas de sorpresas que el escenógrafo convierte en circo, avión o barco.

Son grandes cajas de embalaje con las que uno y otro personaje realizan su particular escenario lúdico y con las que provocan, también, la envidia del otro (y del pequeño espectador, a juzgar por los numero sos "yo también tengo una caja en mi casa" que se oyen al finalizar la función). Si Bartolomeus hace rabiar a Comino con su circo ambulante, Comino deja boquiabierto a su compañero con el barco que esconde su caja. "¡Bah, no es un barco!", espeta para aliviar el escozor de la envidia. "Sí", dice Comino. Y continúa un encadenamiento de síes y noes que un espectador de muy corta edad zanja con un rotundo, sonoro e indignado "sí".

Y es que Kikiricaja suscita un alto grado de identificación del público infantil con cualquiera de los dos protagonistas. A lo largo de esta década, miles de niños han recuperado con ellos el poder de la imaginación.

Kikiricaja. Sala Cuarta Pared. Calle de Ercilla, 17. Hoy, a las 17.30, y mañana, a las 12.30. 700 pesetas.

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