RULOS REALES

La reina de Inglaterra despidió a su peluquero sin motivos aparentes, pero tomando las debidas precauciones. "Comuníquenselo amablemente para que no se moleste", ordenó la soberana a la firma de peluqueros reales, Steiner Group, según se revela esta semana en el consiguiente pleito laboral. El despedido, el treintañero Paul Burgess, no debía saber, además, que la decisión llegaba directamente de la primera dama del reino. Tanta delicadeza podría deberse a la lealtad que ha mantenido Burgess desde que comenzó a retocar el peinado de la reina hace tres años. Viajaba más de 200 kilometros cada semana e incluso acompañaba a Isabel II en sus desplazamientos al extranjero. La destitución se produjo días después de regresar de Canadá y con una diligencia que sorprendió al peluquero. "Sólo pensé que mi sustituto no podría observar cómo corto el pelo de la Reina y que esto crearía problemas", dijo en su defensa. A pesar de su lealtad, Burgess perdió su demanda por despido improcedente debido a un detalle empresarial. La peluquería donde trabaja ya no forma parte del grupo Steiner. Respecto a los motivos de la soberana para cambiar de peluquero, la prensa popular advertía ayer que a muchas mujeres les gusta tantear nuevos profesionales de vez en cuando.-