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JUEGOS OLÍMPICOS DE NAGANO 98

Fracaso en la inauguración

El colapso al final de la ceremonia de apertura recordó a Atlanta

Atlanta bis. Con más frío, pero no demasiado, se produjo la ya histórica repetición del desastre veraniego. En la capital del imperio americano era de noche y miles de personas quedaron sin transporte y abandonadas durante tres y cuatro horas tras la ceremonia de apertura. Ayer, cerca de la capital del imperio japonés, era de día y lucía un sol impropio de una época invernal, que sirvió para dar toda la luz al nuevo colapso. Ni el Nagano Winter Olympics Navigator System (NWONS), ni el Vehicle Information & Communication System (VICS), ni el Universal Traffic Management System (UTMS), ni el Mobile Operation Control System (MOCS), ni el Dynamic Route Guidande System (DRGS). Nada. Cinco sistemas ultramodernos de control para la fluidez del tráfico, puestos en marcha con motivo de los Juegos, que no sirvieron para solucionar el gran atasco. Y todo fue tras una ceremonia aburrida, con pocos momentos atractivos, que no pudieron salvar los reiterados simbolismos por la paz, especialmente la presencia con la antorcha del británico Chris Moon, activista contra las minas antipersonales que le costaron una pierna y un brazo.Es posible que ni en el NWONS ni el VICS, ni el UTMS, ni en el MOCS ni en el DRGS se incluyera una variable fundamental: el emperador. Sin contar que Akihito, con la emperatriz Michiko, debía salir del estadio y ello suponía unas medidas de seguridad desorbitadas, no hay sistema que digiera la papeleta. El CD-room del primer día se llenó de un virus de tamaño regular. Porque el desastre imperial le debió romper más esquemas a todo el entramado tecnológico y los autobuses normales desaparecieron durante casi dos horas. Sus pantallas debían decirles a los conductores con guantes blancos y gorra de plato que allí no se movía nada, porque eso es lo que ocurría. Y la orden de deshacer el entuerto tardó demasiado en llegar. Eso sí, menos tiempo que en Atlanta, pero aquí las cifras son menores.

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La conclusión no pudo ser peor. De nuevo asaltos y peleas por el primer autobús que pasara, y desbordamiento, aunque con formas muy civilizadas (corrección japonesa), de policías y voluntarios. Pero de nada sirve toda la tecnología del planeta si en cuanto se produce un cortocircuito, en lugar de volver a poner simplemente los plomos, estalla la tercera guerra mundial.

El temor a partir de hoy, cuando se espera un empeoramiento del tiempo como se notó a última hora de ayer, es evidente. Aparte de la tecnología se ha empezado a echar, de menos que alguien improvise con sentido común.

Los últimos entrenamientos del descenso masculino fueron precisamente ya alterados por las malas condiciones meteorológicas. No sólo se empezaron con dos horas de retraso para quitar la mucha nieve caída la noche anterior, sino que cada manga de las tres en que se dividieron los entrenamientos, incluido uno de la combinada, se retrasó sucesivamente una hora por falta de visibilidad. De nuevo los austriacos volvieron a demostrar que difícilmente se les puede escapar la carrera, si es que se puede disputar.

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