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El regreso de los campeones

Los componentes del equipo español de waterpolo, entre la euforia del éxito y el temor al olvido.

Alrededor de doscientas personas recibieron ayer con gritos de "¡campeones, campeones!" a la selección española de waterpolo, que el pasado domingo ganó el oro mundial por primera vez en la historia en la localidad australiana de Perth. El regreso fue triunfal. Tanto en el aeropuerto de Madrid como en el de Barcelona se reprodujeron las situaciones de euforia colectiva, propias de estas situaciones. Sin embargo, los jugadores del equipo nacional delataron un cierto temor al rápido olvido de su gesta mientras disfrutaban del momento.

El chip ya les era familiar. Este equipo ha marcado una década del waterpolo mundial. Sus triunfos acreditan su calidad: plata en los Mundiales de Perth 91, de Roma 94 y en los JJ OO de Barcelona 92, y oro en sus dos últimas competiciones, los JJ OO de Atlanta 96 y los Mundiales de Perth 97. En sus álbumes de fotos ya figuran situaciones semejantes e incluso más espectaculares que las vividas ayer. Este grupo ha aparecido junto al rey Juan Carlos, la reina Sofía, el príncipe Felipe y las dos infantas en varias ocasiones. Y. a su lado se han retratado todas las autoridades deportivas de cada momento.

Sin embargo, este recuerdo va siempre ligado a los éxitos. Con las medallas llegan las fotos. En el tiempo intermedio planea el olvido. Ninguna de las autoridades que ayer acudieron a recibir al equipo pareció excesivamente preocupada por la eterna prolongación de un viaje de regreso que se alargó hasta 36 horas, tras nueve de plantón en el aeropuerto de Singapur y toda una larga excursión por aeropuertos europeos hasta llegar a Barcelona.

Entre los abrazos que se repartieron destacaron los del presidente de la Federación Catalana de Natación, Lluís Bestit, que quiso reconciliarse con todos los jugadores y el equipo técnico, tras haberles recriminado hace un tiempo que la selección era ya "muy vieja". "Ahora no es momento de represalias ni de respuestas", indicaron varios jugadores. "Ahora hay que disfrutar del momento y compartirlo con todas estas personas que han vivido desde aquí nuestro éxito en Perth, y que estaban esperando este momento impagable de alegría y de satisfacción", agregó Joan Jané, seleccionador español.

A pesar de los innumerables éxitos conseguidos, ni siquiera haber contado los últimos 10 años con un equipo que se ha movido siempre en la élite internacional ha logrado que el waterpolo despegara en España. Es la asignatura pendiente y la máxima preocupacion de los ya legendarios componentes del equipo: Jesús Rollán, Sergi Pedrerol, Dani Ballart, Iván Moro, Jordi Sans, Pedro García, Miguel A. González, Gustavo Marcos, Manel Estiarte, Carles Sartz, Salvador Gómez, Rubén Michavila, Iván Pérez, un cubano nacionalizado que ha ganado su primera medalla, y su entrenador, Joan Jané.

"La gente se deja la piel para lograr los objetivos que nos hemos marcado. Creo que con nuestros dos últimos oros en los JJ OO y en este Mundial hemos roto la mayor parte de estadísticas. Y todo el mundo debe samber que lograr medallas no es nada fácil, aunque cuando no lo hacemos se considera que hemos fracasado", asegura Jané. "Sin embargo, lo importante es conseguir evitar que este éxito muera efimeramente. Hay que recordar que el waterpolo no sólo vive cuando hay mundiales, europeos o JJ OO, sino 365 días al año. Somos un deporte pequeño, minoritario, dejado de la mano de Dios, donde nos necesitamos todos y precisamos de ayuda para seguir en el candelero" comenta Jané.

El waterpolo es uno de los deportes menos practicados en España. La temporada pasada se cerró con 1.010 jugadores registrados en la federación, con 239 en categoría femenina y con 250 clubes, la mayoría ubicados en Cataluña. Otro dato significativo es que los jugadores que ganaron el oro en Perth perciben una ayuda entre 225.000 y 250.000 pesetas mensuales del plan ADO, y obtuvieron un premio adicional, a repartir, de 22 millones de pesetas por su medalla.

Ese bagaje es muy corto. Es 10 veces menor que el de muchos otros equipos que competían en Perth. Pero hay algo en el grupo español que no tienen los demás: llevan juntos una década, se comprenden, se aprecian y han conseguido formar una piña. Ese grupo puede llevar a España al éxito aún en los JJ OO de Sydney, en el año 2000. "Es pronto para decirlo'?, responde Jané. "Lo primero que debo saber es si seré yo quien conduzca al equipo en Sydney. Si es así, tengo las ideas muy claras, como de costumbre".

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