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COPA DEL REY OCTAVOS DE FINAL (IDA)

Prosigue el descrédito del Madrid

El Alavés, con un juego directo y lleno de entusiasmo, superó al equipo de Heynckes

Santiago Segurola

, El Madrid prosigue en su descrédito. Salió derrotado de Mendizorroza y no nadie encontrará una excusa para justificar el resultado. Lleno de entusiasmo y coraje, el Alavés puso las condiciones del partido, que fue intenso, físico y rapídisimo. Es decir, todo lo que puso el Alavés. Porque el Madrid no puso nada. Jugó mal en todos los aspectos, sin categoría para rebajar la tromba del equipo local.

A las características del Alavés se le añadió la desidia última del Madrid, que no encontró soluciones para desbaratar el juego vigoroso y rápido de su rival. La ubicación de Karembeu junto a Redondo se pudo interpretar como un síntoma de lo que sucederá en el futuro. Heynckes parece dispuesto a jugar con dos centrocampistas de contención, cosa que ni es buena ni mala, pero que necesita trabajarse. Al Madrid le ha faltado un punto de intensidad que se ha traducido en varios goles de difícil explicación. Desde el lado ánimo, es evidente que el equipo ha perdido el carácter marcial que tenía con Capello. Hay jugadores que se han tomado el nuevo grado de libertad con demasiada ligereza. Algunos de ellos son los que más se quejaban en privado del fútbol militarista y mecánico que propugnaba el entrenador italiano. Por esa vertiente hay una responsabilidad evidente de los jugadores en la pérdida de voltaje del equipo. Pero también hay cuestiones tácticas que parecen poco trabajadas.

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El Madrid tira la línea defensiva demasiado atrás y no se agrupa. Los delanteros se ocupan poco de la presión y en el medio campo se produce una fractura evidente. En general el equipo es demasiado largo, con zonas demasiado blandas. Esta es una cuestión que afecta a Heynckes, que no ha encontrado la tecla para armar tácticamente al Madrid. En el aspecto defensivo, es un equipo muy poco trabajado. La inclusión de Karembeu como segundo medio defensivo explica el debate que se ha generado en el club. Al Madrid le vendrá de perlas un jugador de sus características: vital, rápido y potente. Con una cualidad añadida, porque Karembeu parece inteligente para desprenderse de su posición y progresar hacia el área rival. Algo de eso se vio en un par de ocasiones frente al Alavés. A Karembeu le falta el punto de tacto con la pelota que se pierde después de una larga inactividad. En el plano físico, perdió gas en el segundo tiempo y fue sustituido. Lo mejor de Karembeu se vio en el último minuto del primer tiempo. Recuperó la pelota, salió con rapidez por la derecha y metió un excelente pase con comba que Morientes estuvo a punto de aprovechar. Desbordó al portero, pero Berruet sacó el balón en la raya de gol. Fue la única ocasión madridista en el primer tiempo. Todo lo demás lo puso el Alavés. A través de la presión consiguió frecuentemente la pelota.

En una de las múltiples incursiones de Serrano se produjo el momento más discutido del encuentro. Redondo perdió el balón en el medio campo y el Alavés salió rápido, en busca de Serrano, que metió el centro hacia el segundo palo, donde apareció Pedro Riesco para marcar. Redondo, que le perseguía, le empujó con tanta claridad que nadie entendió la inhibición del árbitro. La gente reclamó el penalti y la expulsión de Redondo. Y con razón. Sólo se advirtió alguna novedad en el comienzo del segundo tiempo. El Madrid consiguió actuar con un poco de equilibrio y saco una oportunidad estupenda en un cabezazo de Morientes que se estrelló en el larguero.

La recuperación del Madrid fue ficticia. Se descosió de nuevo y se vio envuelto en el torbellino del Alavés, que volvió a su juego sin concesiones. Si el Madrid no andaba atento, el gol del Alavés era muy probable. El partido le pertenecía. El momento llegó en una acción que puso de manifiesto el sentido de la oportunidad de Serrano -el protagonista de la noche- y en el desajuste de la defensa madridista. Ni Sanz ni Karanka encimaron al delantero.

El gol multiplicó las condiciones del partido. El Alavés prosiguió en su ataque y estuvo cerca de conseguir el segundo tanto -Karmona envió al larguero un cabezazo ante la mirada indiferente de los defensas-. El Madrid se empequeñeció hasta extremos alarmantes. Todo su capital fue un buen cabezazo de Morientes que salió junto al palo. Pero la oportunidad casi pareció anecdótica. En lo sustancial, volvió a ser un equipo muy decepcionante.

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