_
_
_
_
_

Los fallos en la seguridad del Camp Nou evidencia la impunidad de los Boixos Nois

El Barça justificó ayer en un comunicado el minuto de silencio que se guardó por Sergi Soto -un seguidor radical azulgrana-, antes del partido del pasado sábado contra el Atlético, alegando que se había dado prioridad a la seguridad. Los responsables de seguridad del Camp Nou aconsejaron a la directiva que concediera esa petición a los Boixos Nois para evitar que durante un cuarto de hora unas 1.000 personas de ese grupo colapsaran el túnel de acceso al gol norte. Sin embargo, la seguridad del Camp Nou hizo agua. Poco más tarde, alrededor de 100 miembros violentos de los Boixos Nois eludieron todos los controles, atravesaron el estadio y agredieron a los miembros de la peña Sang Culé.

La personalidad de Sergi Soto no deja lugar a dudas. Se trataba de un violento reconocido, miembro de los Boixos Nois con un amplio historial neonazi. Soto, que falleció reciente: mente en circunstancias no detalladas, fue condenado en marzo de 1992 por lesionar a un seguidor del Espanyol. En muchas otras ocasiones fue detenido y condenado por agresiones con armas. En 1991 acudió junto a un grupo de skins a un programa de televisión y respondió a la pregunta de si era delito asesinar a un travestido con un simple "no".Sin embargo, la directiva azulgrana no tuvo en cuenta todos estos detalles y accedió a la petición del grupo Boixos Nois de guardar un minuto de silencio por su fallecimiento. En el palco ni siquiera se habló de este asunto, pero algunos directivos mostraron ayer su extrañeza por aquella circunstancia. "A mí me sorprendió esa media", comentó un directivo azul grana. "No entendí que se hiciera eso por un miembro de este grupo. La mayor parte de directivos no sabíamos nada".

Como única respuesta a la medida, el club indicó que siguió las sugerencias, de la jefatura de la seguridad interna del club. "l.000 personas colapsando una entrada pueden causar graves problemas", fue el mensaje de seguridad. El partido era considerado de alto riesgo y, por tanto, cualquier precaución parecía poca.

Sin embargo, toda la seguridad del Camp Nou falló unos minutos más tarde, cuando unos 100 miembros violentos de los Boixos Nois traspasaron todos los controles, atravesaron el estadio y agredieron a los miembros de Sang Culé, un grupo de demostrada trayectoria pacífica de apoyo a los equipos del Barça. Esa fue la respuesta de los Boixos Nois a unos silbidos y gritos que rompieron el minuto de silencio por su compañero, proferidos por media docena de aficionados que no pertenecían a Sang Culé.

"Ese es el aspecto que más nos preocupa de todo este asunto", comentaron ayer fuentes del Barça. En su comunicado oficial, sin embargo, se califican los incidentes de "hecho aislado". La seguridad del Camp Nou no existió, a pesar de que no es un estadio especialmente conflictivo en este aspecto. El Barça se plantea tomar medidas y recuperar la medida de exigir el DNI junto al carnet de socio en algunos encuentros para identificar a los elementos violentos de los grupos más radicales.

Aficionados que vivieron la agresión en la tercera grada -hubo dos heridos de consideración- se negaron ayer a hacer declaraciones aduciendo temor a represalias de los Boixos Nois. "El problema hace tiempo que existe", dijo un aficionado cercano a este grupo radical. "Pero nadie se acuerda hasta que ocurre algo".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_