Induráin debuta como federativo
El ganador de cinco Tours acude a Lausana a las reuniones de la UCI
Si éste fuera un año normal, la foto que saldría publicada estos días sería la de un Miguel Induráin vestido de ciclista invernal iniciando los entrenamientos con vistas al siguiente Tour. Pero 1997 no es un año normal, o por lo menos habitual. Comenzó, el 2 de enero con el anuncio de la retirada del mejor deportista español de la historia. Induráin se bajó de la bicicleta y la última imagen que llega de él es la de un federativo vestido de Armani asistiendo a reuniones de la Unión Ciclista Internacional (UCI) en Lausana (Suiza). Desde octubre forma parte de la comisión de notables que el presidente de la UCI, Hein Verbrugen, ha puesto en marcha para enterarse de qué piensa el mundillo ciclista. Con el navarro, otras viejas glorias: Gimondi, Godefroot...Al principio Induráin se mostró reacio. "No quiero compromisos que me puedan quitar tiempo", ha sido su respuesta habitual a las cientos de demandas que ha recibido en su primer año de jubilado. Quería, y quiere, ser lo más anónimo posible. Hacer la vida retirada y tranquila con la que soñaba cuando se veía obligado a pedalear sin fin. No hacer nada obligado. Comer y engordar sin problemas. Pasear en bicicleta cuando le apeteciera. No llevar agenda. Y así hacía. Pero en una entrega de premios en octubre se le acercó Juan Antonio Samaranch, presidente del Comité Olímpico Internacional. "Vas a entrar en la comisión de carretera de la UCI", le anunció. "No sé, no sé", comentaba Induráin en San Sebastián durante el Mundial, cuando se hizo pública la noticia. "La UCI me tiene que explicar bien cuál será mi cometido. Si me supone muchos viajes, asistir a reuniones y todo eso, me lo tendré que pensar".
El ganador de cinco Tours sospechaba que Verbrugen le quería allí simplemente para utilizarle, para salir en la foto a su lado, para vender imagen. La idea, por otra parte, indignó al sindicato de ciclistas. "La UCI le quiere utilizar para excluir a los representantes legítimos de los corredores. Nos han echado de las comisiones", dice José Luis Laguía, compañero de Induráin en el Reynolds y, hasta hace 10 días, presidente del sindicato internacional. "Nos parece bien que lo convoquen como consejero, pero no para tomar decisiones".
Induráin hizo presión. Y ya se sabe que cuando Induráin dice no es casi imposible convencerle de lo contrario. Pero en este caso sucumbió y la última semana de noviembre se vio convocado en Lausana. "En el fondo no es tan complicado ni me obliga a tener muchos compromisos", dice."Además, aunque luego se verán los resultados, es mejor estar al tanto de lo que pasa".
Iba a debutar como federativo internacional. Debutó. El navarro acudió bien preparado. En el fondo, fue como representante oficioso de los ciclistas españoles. Laguía se había hecho con un orden del día, vio que no eran asuntos de trámite y le aleccionó. "Cuidado", le dijo. "Van a intentar metemos otra vez el tema de la obligatoriedad del casco. Mucho ojo con lo del cambio de fechas del Mundial; recuerda que afecta a las fechas de la Vuelta".
El asunto parecía más difícil de lo esperado. Pero ningún problema. "Dar el punto de vista no es complicado. Lo peor fue el viaje, que fue un poco ajetreado, pero luego estuvimos bien", explica. "Estudiamos las demandas de distintas federaciones nacionales y dimos nuestros puntos de vista, que para eso es para lo que nos han llamado. Después será la comisión de gobierno la que tome las decisiones".
Su traba o no terminó ahí, sin embargo. A su regreso de Lausana, Induráin tuvo que dar el parte a Laguía. "Se lo cuento a él para que se lo transmita a los demás ciclistas". Así se enteraron los ciclistas del nuevo sistema de puntuación de carreras para el próximo año, de que se abolía el límite de 22 corredores por equipo y de que una comisión de estudio analizará en los cinco próximos años el impacto de un posible cambio de fechas del Mundial y la Vuelta.
Si Induráin no siguiera siendo el Induráin que todo el mundo ha conocido como ciclista, alguien podría pensar que la reunión de Lausana no fue más que el inicio de una brillante carrera como federativo que le habrá de llevar a las más altas cimas del deporte mundial. No parece, sin embargo, que por conseguir tales logros el navarro renuncie a lo que más le gusta: vivir a gusto sin obligaciones.
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