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"Siempre añoré el fútbol"

Jesús Mariano Angoy, de 31 años, aragonés, ex portero del Barça y yerno de Johan Cruyff, causó baja del club azulgrana en 1996, el mismo año en que Cruyff fue destituido como técnico. Angoy no se resignó a abandonar la práctica deportiva. Tras fracasar en el intento de seguir en el fútbol, tomó una decisión tan radical como sorprendente y fichó por el Dragons de Barcelona, el equipo español que compite en a Liga Mundial de Fútbol americano. Un año más tarde, y después de que el Dragons ganara el anillo de campeón, ha prolongando su contrato por otra temporada. La pasión de Angoy, sin embargo, sigue siendo el fútbol.Pregunta. ¿Qué hace un maño con los yanquis?

Respuesta. ¡Americanadas! Estoy en el fútbol americano por las circunstancias de la vida. Pero me lo estoy pasando bien.

P. ¿Prefiere usted las cheerleaders [animadoras] a las jotas?

R. Nunca me han interesado las jotas de mi tierra, aunque las respeto. Ni siquiera sé cantar y eso debe ser un problema grave como maño. En cambio, viendo a las cheer-leaders se pasa un rato agradable.

P. ¿Hay que ser hortera para pasarse al fútbol americano después de haber jugado al fútbol en un equipo grande como el Barça?

R. Para nada. El fútbol americano es un deporte espectáculo en que sus seguidores se lo pasan en grande con toda la parafernalia americana que se monta alrededor de un partido.

P. ¿Dejó usted el fútbol porque no tenía ofertas ni oficio?

R. Dejé el fútbol, entre otras cosas, porque el último año como jugador del Barcelona lo pasé muy mal, tanto a nivel personal como familiar. Me quemé muchísimo y tomé la decisión, junto con mi esposa, de seguir viviendo en Barcelona. Luego surgió la oportunidad del Dragons.

P. ¿Fichó por el Dragons por dinero?

R. No. Lo comenté con mi suegro y me dijo que era un reto importante. Me gustó la idea. Era una experiencia para vivir y aprender otras cosas con personas cuya cultura deportiva es diferente.

P. ¿Su contratación fue un efecto publicitario del Dragons por ser el yerno de Cruyff?

R. Se dejó entrever que era una operación de mercadotecnia. Pero yo lo tenía muy claro. Hice una serie de pruebas, viajé incluso a Atlanta [sede de reclutamiento en la Liga Mundial] y a partir de ahí vi que podía jugar a este deporte. Las tonterías y las suspicacias que se puedan comentar no vienen a cuento.

P. ¿Cuál de los vestuarios es más complicado, el del Barça o el del Dragons?

R. El del Barça.

P. ¿Por qué?

R. Por todo lo que rodea el exterior del vestuario de un club como el Barça.

P. ¿Puede especificar más?

R. Dejémoslo así.

P. ¿Los americanos conocen el fútbol?

R. No conocen el juego como deporte, pero sí a algunos grandes jugadores. Algunos identifican a Cruyff o a Ronaldo e, incluso, a Romario. También el Barça, como equipo, les suena bastante. Quizá sea por eso que me han respetado en el vestuario del Dragons cuando expliqué de dónde venía.

P. ¿Se tiembla más en el uno contra uno en el fútbol o cuando te arrolla un gigantón americano?

R. El miedo es mayor cuando se te aproxima una persona de 120 kilos en carrera, con casco y repleto de corazas, dispuesto a pisarte como si fueras papel de fumar.

P. ¿Añora usted el fútbol?

R. Siempre añoraré el fútbol. El fútbol ha sido lo más importante en mi vida. Me ha dejado huella. Es una pasión y lo sigo de cerca.

P.- ¿Existe la posibilidad de que usted regrese al fútbol?

R. Como jugador profesional, ninguna.

P. ¿Cuántas horas entrena con el Dragons?

R. En la pretemporada, unas cuatro horas. En la temporada, dos.

P. ¿Era un chollo entrenar en el Barcelona de Cruyff, donde la media de las sesiones preparatorias oscilaban entre hora y hora y media?

R. En este aspecto, seguro que sí.

P. ¿Le molesta que la gente conozca y recuerde a Angoy como el yerno de Johan Cruyff y no sólo como un deportista?

R. Es un orgullo ser yerno de Cruyff. Johan siempre me ha respetado, me ha ayudado y nunca me ha dado la espalda.

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