"El modelo asiático ha pasado de moda"
Michel Camdessus concedió esta entrevista el sábado por la noche, antes de volar hacia Corea del Sur para ponerse al frente de las negociaciones que mantiene el FMI con el Gobierno coreano para ayudar a ese país a salir del bache económico.
Pregunta. El modelo asiático, basado en la exportación masiva y la absorción de inversiones extranjeras, ha sido un paradigma. ¿Hay crisis de un modelo del que se ha dicho que arrebataba posiciones a Europa?
Respuesta. Los modelos económicos no son eternos. Hay momentos en que sirven y otros en que con la evolución del mundo pasan de moda y deben abandonarse. Unamuno decía que se servía de sus ideas como de sus botas: las usaba y luego las tiraba. Hay que hacer lo mismo con los modelos económicos. El error del sureste asiático es que había teorizado demasiado su modelo confundiéndolo con los valores asiáticos y al derrumbarse el modelo tenían tendencia a ver un cuestionamiento de los valores asiáticos de ahorro, de trabajo y de solidaridad. Hay que aplicar estos valores a un sistema mucho más transparente donde los Estados ya no den órdenes a los bancos sobre la manera de otorgar el crédito. El sistema debe ser más abierto a todos y sin regímenes favorables.
P. Es decir, la desaparición de los chaebols [grandes conglomerados industriales] en Corea.
R. Exactamente, entre otros ejemplos. También la disolución de los monopolios en Indonesia. Allí el FMI no ha mirado quién estaba a la cabeza de ciertos bancos para pedir su cierre. No hay que abandonar las virtudes de un pueblo, de unas sociedades, sino excesos y arbitrariedades que paralizaban el desarrollo.
P. El nivel de paro en estos países ha sido bajo. En Corea, por ejemplo, del 3%. ¿Cree que tras esta crisis vamos a presenciar niveles de paro similares a los de Europa [un 11%]?
R. No necesariamente. Creo que estos países se pueden fortalecer y crear más empleo, aunque tomará tiempo. El futuro de estos países está en un crecimiento sostenible. No olvidemos que están lejos del promedio de nivel de vida de los países más avanzados. Pero tendrán que aceptar cierta flexibilidad que no era necesaria hasta ahora, pero que con la diversificación económica se hará más indispensable. Los trabajadores lo pueden entender si se plantea el problema con claridad.
P. La crisis ha vuelto a poner sobre el tapete el papel del FMI. La entidad puede acabar actuando en última instancia como bombero, pero sin jugar el papel de prevenir las crisis vigilando la economía.
R. Hay mucha verdad en lo que dice, pero quiero matizar dos cosas: no queremos ser el banquero de último recurso al que todo el mundo puede acudir si hay un problema.No quiero dar seguridades de que si un país tiene un problema tendrá financiación nuestra. La tendrá sólo si nos parece que las medidas que toma son adecuadas y permiten decir al resto del mundo que hay que apoyarle. Por eso, las negociaciones con Corea son tan intensas. Los coreanos saben que si no cruzan un umbral de credibilidad, no les podemos ayudar. Desarrollamos un papel de vigilancia y tratamos de prevenir las crisis. Hace más de 18 meses que les decíamos a los tailandeses: por favor, actúen. Yo he ido allí para suplicar que tomaran medidas.
P. ¿Cuánto ha aportado hasta ahora el FMI a estos países?
R. Hemos aportado 4.000 millones de dólares a Tailandia, 1.000 millones a Filipinas, 10.000 millones a Indonesia y en pocos días se sabrá lo que hemos decidido hacer en Corea. Pero éste ha sido el elemento de arrastre que ha arrancado la contribución de otros. A Tailandia otras entidades le han prestado 17.000 millones más; en el caso de Indonesia, le han prestado 13.000 millones más otras instituciones multilaterales y hay un compromiso de complementar nuestras ayudas por parte de Estados Unidos, Australia, Hong Hong, China, Singapur y otros países.
P. ¿Qué exige el FMI a estos países a cambio de ayudarles?
R. En todos estos países les pedimos, primero, poner la casa en orden, es decir, tener un presupuesto del Estado que pase por un equilibrio o superávit; pedimos regulación monetaria que evite los fermentos inflacionistas o el despilfarro crediticio como pasó en Corea durante tantos años. En los años de euforia se canceló la política monetaria y hay que restablecerla. Aconsejamos la reconstitución de las reservas de divisas y una política flexible de tipo de cambio para evitar que las monedas no estén en un nivel no real. Y les invitamos a adoptar medidas tradicionales: abrir la economía, acabar con los regímenes de favor que se habían creado.Exigimos, como en Indonesia, medidas de desmonopolización cualquiera que fueran los amos de los monopolios y que se cierren los bancos que ya no merecen este nombre porque son únicamente máquinas para distribuir crédito a los amigos a costa de los presupuestos.
P. ¿A qué países se refiere?
R. A todos. En Tailandia, en Indonesia, y lo haremos mañana en Corea. Les pedimos que cierren los bancos que están muertos y que se salven los que 'tienen buena salud. La tendencia en estos países es poner en los bancos que van bien los bancos amigos que van mal. Esto es hacer pagar un impuesto indecente a los que han actuado bien.
P. ¿Hay peligro de deflación en Asia?
R. No, porque la crisis ha estallado cuando la economía mundial crece al 4% anual, algo que no veíamos desde hace años. La deflación podría haber ocurrido hace cinco años cuando se crecía menos.
P. La crisis ha depreciado las monedas de algunos países de Asia, a los que ha dado más capacidad exportadora, pero también menos capacidad de compra. ¿Cómo afectará eso al crecimiento mundial?
R. Lo estamos calculando.
P. ¿Qué cifras barajan?
R. Dependerá de la rapidez con que puedan recuperarse tras la caída del tipo de cambio, aunque creo que habrá una recuperación rápida. La Unión Europea sólo exporta el 2,5% a estos países, por lo que el impacto no debería ser fuerte. En Japón, dependerá de la manera como reaccione. Japón realiza el 40% de sus exportaciones a estos países y allí puede producirse un impacto fuerte.
P. ¿Y para Estados Unidos?
R. Menos. Puede perder el 1,2% o el 1,3 % de su producto interior bruto (PIB), pero como está creciendo mucho, el impacto puede ser pequeño si la economía japonesa acelera su reestructuración financiera.
P. ¿Cree que ante el tamaño de la crisis el Gobierno japonés tiene capacidad de ayudar a todos los bancos del país? ¿Se plantea el FMI ayudar a Japón?
R. Estamos analizando con las autoridades japonesas lo que están haciendo y lo que debe hacerse. Noto ahora en las autoridades japoneses gran empeño en acelerar la reestructuración de su sistema financiero. Se dan cuenta de que el método de un saneamiento progresivo de su sistema financiero no funciona y que hay que acudir a métodos más radicales para que los bancos pongan a un lado sus créditos dudosos y si es necesario que haya una inyección de fondos públicos para que los bancos se saneen.
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