España se regaló su propia esencia

Rabia controlada, concentración total y calidad a puñados. Si esos ingredientes se mezclan con un público entregado y un rival claramente inferior, el resultado debe ser una victoria abultada. España triunfó y deleitó ante Noruega en Melilla cuatro días después de perder y dar una lamentable imagen en Gjovik. La selección de Juan de Dios Román, subcampeona en el último Europeo, disputará la próxima edición del 27 de mayo al 7 de junio en Italia."Ellos se lanzarán ahora porque no tienen más remedio. Pero nosotros a lo nuestro, que bastante trabajo nos ha costado". Así terminó Román su rosario de instrucciones durante un tiempo muerto cuando el partido ya se había transformado en una exhibición -España llegó a tener 13 goles de ventaja- y el objetivo estaba en el saco.

Ciertamente, España ha sufrido mucho más de lo previsible para terminar segunda en un grupo en el que habría barrido si hubiera actuado al nivel de los dos últimos años: plata en el Europeo, bronce en los Juegos y eliminación por mala suerte en el partido decisivo del Mundial. Tras las derrotas en Eslovaquia y Noruega, el partido de ayer ya no era un trámite programado sino una cita decisiva y llena de tensión. La creciente popularidad del balonmano en España, causada por las medallas y la boda de Urdangarín, podía ser frenada en seco.

Aunque los diez primeros minutos no sirvieron para desterrar la preocupación (4-4), sí se vio lo importante: el reencuentro, de España con su propia esencia de gran equipo ante un rival correoso pero débil. Como dijo Román tras perder en Gjovik, "los noruegos saben hacer pocas cosas, pero las hacen bien"; había que sacar al rival de su brillante rutina. El seleccionador y sus jugadores lo consiguieron poco después: en defensa, cambiaron la formación en 6-0 por otra en 5-1 para que el hombre avanzado entorpeciera la temible eficacia del cañonero Vatne; en ataque, conscientes de la tendencia a cubrir el suelo de los porteros escandinavos, tiraron hacia arriba.

Y el rival se disolvió como un azucarillo: 13-8 en el minuto 25. Guijosa, más bien oscuro ante Alemania y Eslovaquia, fue ayer letal en contraataques y penaltis, como corresponde a uno de los mejores extremos del mundo; Duishebáiev mitigaba su baja forma con golpes de genialidad; y Lozano mostraba el necesario desparpajo en los lanzamientos para rematar una notable labor colectiva. Aunque Shepkin estaba más apagado que de costumbre en el pivote, la victoria parecía encarrilada.

Juan de Dios Román dio la puntilla con otro cambio táctico: ataque con dos centrales (Duishebáiev y Raúl) y desdoblamientos de éste al pivote; por si quedaba alguna duda, Urdiales hizo recordar que España tiene grandes talentos incluso en el banquillo. Román repetía las consignas que han convertido a España en una gran potencia: defensa dura sin exclusiones, contraataque fulgurante, ataque largo y dinámico. Un juego delicioso y espectacular, de los que permiten captar a nuevos aficionados.

Clasificación final: 1º Alemania 9 puntos; 2º España 7; 3º-4º Noruega y Eslovaquia 4.