Tarde de empates y goleada
No hay mayor enemigo del fútbol que el viento. Ni la lluvia ni siquiera la nieve hacen tanto daño como el aire, capaz de robarle al juego la más mínima precisión. El Atlético y el Leganés hicieron tablas en un encuentro pobre de argumentos y que apenas dejó un par de detalles en la retina. Al Leganés le pasó factura el miedo, por eso tuvo que conformarse con un empate. Se vio con un gol a favor (Cuéllar, m. 17), durmió el partido y sólo un cabezazo de Fortune que se fue al poste le asustó. Luego, aguantó el tipo con cierta tranquilidad pero, a medida que se acercaba el final, redujo su ansia y prefirió acomodarse en la cueva. Allí le pilló el Atlético en una jugada de estrategia que aprovechó magníficamente Paunovic (m. 86).
En otro encuentro, el Extremadura cedió un empate en casa ante el Hércules, 1-1. Fue un mal partido, marcado por el ultraconservadurismo de los alicantinos. David Vidal acumuló fútbolistas en su área y jugó a no dejar jugar. Alfaro, además, aprovechó un regalo de Tirado (m. 67) para adelantar al Hércules. Y tan sólo dos minutos después, Gluscevic empató.
La jornada se completó con el Lleida-Eibar, 1-1, y el Las Palmas-Numancia, 5-1. Los guipuzcoanos impusieron en la primera mitad su sistema primitivo basado en colgar balones altos sobre el área contraria. En uno de ellos (m. 36), Uría sorprendió a la insegura defensa local. El Lleida, dueño de la segunda parte, empató gracias a un penalti convertido por Calderón (m. 70). En Las Palmas, los canarios arrollaron al cuadro soriano con goles de Agostinho, 2, Merino, Paquito y Porto, en propia puerta. Rodríguez marcó el tanto del Numancia.
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