El Barça se va por la puerta de atrás
El Dinamo de Kiev golea a los azulgrana y los elimina de la competición
Fuera de Europa y humillado, maltratado, con cuatro goles en contra. Torturado y con un campo lleno de cemento. El Barça echó ayer la persiana a la Liga de Campeones de la peor forma. Los azulgrana necesitaban ganar para que el milagro aún fuera posible y acabaron recibiendo la goleada más sangrienta. El Dinamo de Kiev acabó con la alegría del Bernabéu y redondeó su obra maestra. El grupo ucranio empezó la humillación en su casa con un 0-3 y ayer la completó con un resultado de escarnio, difícil de encontrar en las hemerotecas. Hacía 15 años que no se veía un 0-4 en este estadio. Ni siquiera hubo pañolada: el Camp Nou, aburrido, hastiado, se contentó con abuchear a su equipo y aplaudir al Dinamo.El Barça, un grupo vulgar, confuso y caótico, no tiene nivel para esta competición. Ha sumado un solo punto, ha marcado cuatro goles y ha encajado 12. El globo de la euforia del Benabéu se desinfló ayer con estrépito. No es fácil decir adiós a Europa en noviembre. Ni siquiera las 11 bajas -sólo 17 jugadores disponibles y antes del partido cayeron Luis Enrique, Abelardo y Pizzi-son excusa. No tuvo peloteros. Quedó claro que el Barça necesita la pegada de Luis, Enrique. y la ayuda de Hesp, ayer sancionado. Baía reaparecía y acabó a la greña con el, público. Le espera un martirio.
Todo empezó mal. El Camp Nou volvió a tener un aspecto triste, con mucha silla vacía, como si no tuviera fuerzas para pensar en quimeras. Ni siquiera la victoria en Madrid le engañó. Sabía que la clasificación era casi una utopía y le bastó media hora para' confirmar su certera intuición. El Barça fue un laberinto. Las líneas se juntaron sin abrir el campo; Celades, ausente en los dos últimos partidos, no pudo dirigir al equipo, y las bandas no existieron. Rivaldo y Giovanni se empeñaban en circular por el centro del área sin reparar en que la defensa del Dinamo apenas presentaba fisuras. Los fallos en los pases fueron estrepitosos y se adivinaba el desastre. El balón quemaba.
El Dinamo no tenía más que esperar. Y sólo aguardó ocho minutos. Shevshenko, la perla del Dinamo, se encargó de rematar con la máxima placidez al fondo de la portería y amargar el debut del recién recuperado Baía. Ni Rivaldo ni Celades acertaron a replicar y el Barca se hundió aún más en el desconcierto. Y sólo una jugada reflejó como nunca un partido: el árbitro anuló el 0-2 y el Barça desplegó entonces un contraataque aprovechando que los ucranios aún reclamaban el gol. Pero Giovanni, sin saber qué hacer, se equivocó. No así Shevshenko, que continuó con su gran noche: metió el segundo, tras superar por alto a Baía, y el tercero, de penalti.
La remontada era imposible y el Barça intentó evitar una humillación mayor. No lo puso fácil Sergi, expulsado en el primer minuto de la segunda parte tras tocar un balón con la mano. Toda una señal de impotencia. Con 10, sin embargo, el Barça jugó con más criterio. Al menos Rivaldo y Figo chutaron entre los tres palos y Amor hizo un poste. Y eso fue a partir del minuto 60. Rebrov acabó de meter la puntilla tras una pifia de Ferrer que dejó vendido a Baía. Van Gaal tendrá que vivir con la Liga y enderezar con urgencia a este equipo. El público ya había asumido el adiós a Europa, pero en la competición doméstica no aceptará desplomes y desastres como el de ayer.
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