_
_
_
_
RECOPA

Victoria sin fiesta

Oli volvió a marcar y Luis volvió a cambiarlo, ganándose las iras del público

De algo le sirvió al Betis la lección de Montjuïc. Cuando los daneses habían conseguido sacudirse el dominio inicial de los verdiblancos, más ornamental que práctico, más para la galería que para el partido, cuando mejor estaban jugando los de Copenhague, llegó un regalo defensivo y el mazazo de Oli. Los delanteros como él no sólo fabrican tantos de artesanía. Los churros también se firman y suben al marcador.El partido terminó con idéntico resultado que el choque contra los húngaros del Vasutas. Pero la historia fue bien distinta. Una historia marcada por la prehistoria, por la decepcionante trayectoria del Betis en el campeonato de Liga. El Copenhague no eran los húngaros, pero tampoco era el Ajax. El resultado es bueno, sin más, para el partido de vuelta. Menos bueno para el desquite. La gente quería un desagravio de goles después de la paliza del Espanyol. Oli, cómo no, estuvo a punto de abrir el marcador con un sentido de la colocación y del oportunismo que distingue a los arietes de los tuercebotas.

El Betis demostraba ser muy superior, pero la demostración no pasaba de la teoría hasta que llegó el gol de Oli. Justo cuando peor estaba jugando el Betis, que había perdido el sentido del campo. Es un enigma metafísico. Parece que los goles vienen cuando uno juega bien. Pero se da el caso de que un equipo empieza a jugar bien cuando llegan los goles. De cómo el efecto se convierte en la causa.

Y al gol de Oli le siguieron dos ocasiones consecutivas de Ureña. Ambas de cabeza. El futbolista más veterano, superviviente de los tiempos duros, jaleado por la grada. Muy pronto llegaría el gol de Cañas.

La gente tenía los goles y quería la fiesta. Los goles ponían la eliminatoria en buena dirección y acallaban los vítores daneses a un equipo que conforme pasaban los minutos ganaba en ramplonería. Oli marcó el gol y el gol marcó el partido. Por fin el que mejor jugaba estaba ganando, pensaría Luis para sus adentros.

El entrenador verdiblanco, curtido en mil batallas, tiene todavía un largo camino para congraciarse con un público esquivo, susceptible al máximo, escrupuloso. Y Luis, que no es amigo de componendas, no hizo mucho para ganarse esa simpatía, como si la quisiera toda para el equipo y nada para él.

Puso a calentar a todo el banquillo y decidió sacar a dos defensas. Primero Jaime; después, Luis Fernández. La permuta de Jaime por Oli le valió una sonora bronca del público.

Pasaban los minutos y el Betis entraba en una fase de desconcierto. No le salía casi nada. Hasta Alfonso estaba negado ante la portería contraria. Y Goldbaek, a quien los informes previos habían señalado como el más peligroso de los daneses, le sacaba el máximo provecho a una de sus incursiones: dos saques de esquina, dos faltas y un saque de banda. Le faltó la guinda del gol.

Luis pensará que optó por reforzar la defensa para viajar con tranquilidad a Copenhague. Para contrarrestar ese axioma balompédico que invita a la aventura: los goles fuera de casa valen doble.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_