Lluvia de goles en Vallecas

El Rayo se prometía una jornada feliz. Confiaba en concluir como líder de Segunda un día especial para la casa: su capitán, Jesús Diego Cota, un tipo que lleva años entregado en cuerpo y alma por y para la institución, cumplía su partido número 300 con la camiseta franjirroja. Y había que celebrarlo. Sin embargo, el festejo no incluyó un buen resultado. Hubo goles a chorros y buen fútbol, pero los de Vallecas se tuvieron que conformar con un punto. Lo mismo que el adversario. Las Palmas tenía menos motivos sentimentales para desear la victoria, pero por su juego dulce quizás hizo más méritos para conquistarla. Los canarios, además, tienen motivos para reclamar que el triunfo le correspondió. Porque en realidad marcaron un tanto más de los tres con los que, según el marcador, se cerró el partido. Walter Pico, desde una distancia de 40 metros, sorprendió con una zapatazo genial a España, quien, pese a tocar la pelota y mandarla contra el larguero, no pudo evitar. que la pelota botara dentro de su portería. Fue gol, pero Eleicegui Uranga, mal asesorado por su ayudante, no lo entendió así.

El arranque del Las Palmas fue magnífico. Y así, con un juego al primer toque muy rápido y no menos ambicioso, acertó enseguida, al cuarto de hora, a sacar provecho con un tanto extraordinario, un cabezazo en plancha de Merino a la salida de un córner. Fue la confirmación de que este equipo tiene mucho talento y mucho gol. Su problema, como- se demostró después (el empate de Ezequiel fue un regalo de Sarasúa), es que defiende mal y con muchos. errores. Tal es la descompensación entre su ataque y su defensa que no sorprende verle a la vez en la zona de máximos realizadores (11 tantos, sólo superado con 12 precisamente por el Rayo) y en la de más goleados (13 tantos en contra, sólo mejorado por los 15 que ya lleva el Lleida).

Siguieron llegando goles (dos por bando) hasta rematar un partido igualado, bien jugado y mucha ida y de vuelta.