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El baile electrónico del futuro

Miles de Madrileños asisten a la primera feria internacional de música electrónica que se celebra en la capital

Perillas de todos los colores y, a pesar de la penumbra, gafas oscuras sobre monturas de fantasía muy pegadas a los ojos. Minifaldas con botas altas de plataforma, camisetas ceñidas, ombligos y muchos pantalones de cuadros con bolsillos en el exterior de los muslos. Serios, aunque los que así lucían bailaban durante horas y horas. Madrid lleva tres días convertida en una discoteca del futuro, está celebrando su primer festival internacional de música electrónica al que se ha bautizado con el nombre de Dima'97. El evento quiere emular al célebre Sónar de Barcelona, que con sus sucesivas ediciones es ya uno de los más prestigiosos del mundo en su género. Dima no significa nada en concreto, pero el término resulta vistoso y todas sus letras salen de la palabra Madrid.A pesar de que suele creerse que cuando se habla de música tecno se habla de baile, no todo está siendo mover el esqueleto en este encuentro internacional de la tecnología y el ritmo.

La moda, las redes informáticas, los puestos de sellos discográficos especializados, los debates, conferencias y otros actos complementan el meneo de los cuerpos en las pistas de baile.

Desde el pasado jueves hasta ayer sábado el mercado de la Puerta de Toledo y sus aledaños ha acogido las ferias tecnológica y discográfica, así como demostraciones impartidas por especialistas de las últimas novedades en aparatos de hacer música, además de actuaciones de pinchadiscos y otras actividades. Flappy, nombre de guerra de uno de esos tipos que saben para qué sirven todos y cada uno de los numerosos botoncitos de cualquier moderno aparato, explicaba las prestaciones infinitas e increíbles de uno de los instrumentos estrella de la feria: la última caja de ritmos de la casa Roland, la primera que empezó a fabricarlos hace más de tres décadas. "Es sencillísima", decía convencido y señalando a su compañero de demostración: "Hasta la podemos manejar Arturo y yo".

De ese engendro tecnológico emanaban todo tipo de endiablados ritmos al antojo de Flappy. Enseñaba cómo distorsionar su propia voz y remarcaba una línea de bajo distorsionada "para fastidiar a la vecina los domingos por la mañana". Los que sólo han querido bailar sin interesarse por las extrañas máquinas que hacen retumbar sus estómagos lo han podido hacer, estos días a golpes de tecno Detroit, jungle, trip-hop, ambient, trance... al son de los prestigiosos especialistas de todo el mundo en Aqualung, donde esta noche se clausura Dima, en la estación de Chamartín, Caracol y Davai.

Esta dispersión responde a la cancelación del acontecimiento, que en principio iba a celebrarse en La Peineta. Ha dado igual, varios miles de personas por encima de lo que la organización estimaba han imaginado los bailes del futuro recorriendo las diversas manifestaciones del Dima'97.

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