España sale ganadora de Bratislava
El empate entre Eslovaquia y Yugoslavia abona el camino español hacia el Mundial 98
España salió ganadora ayer del cuerpo a cuerpo entre Eslovaquia y Yugoslavia. El empate era el peor resultado para los dos equipos contendientes, obligados ambos al triunfo, y el mejor para el que actuaba de espectador. España podrá acudir el próximo día 24 al estadio del Slovan Bratislava en un buen colchón: es segunda de grupo, con los mismos puntos que Yugoslavia (20), pero con un partido menos, mientras que Eslovaquia queda como tercera: 16 puntos con los mismos partidos que España (8).El colectivo de Clemente se queda como administrador del grupo y puede certificar su pase al Mundial con un empate en Bratislava. El calendario invita, además, al optimismo: a los españoles les quedará otro partido ante las Islas Feroe (11 de octubre), mientras que Eslovaquia aún debe viajar a campo checo y Yugoslavia a Malta. Los yugoslavos se aferran ahora al segundo puesto, que también puede dar acceso al Mundial, tras fracasar ayer en su intento de ganar en Bratislava.
Yugoslavia arrancó a todo trapo. Eslovaquia se vio sometida a un pim-pam-pum continuo en el primer tiempo. Santrac dispone de un capital futbolístico inmenso. El juego posicional de Jugovic y la presencia física de Jolcanovic, permitieron a Nadj y Savicevic entrar por la banda izquierda, mientras Stojkovic y Mihajlovic se metían entre líneas, en busca unos y otros del remate terminal de Mijatovic.
Hubo una buena conexión entre líneas y el equipo yugoslavo tuvo opciones de gol con relativa frecuencia. Le faltó puntería y pecó de cierta ofuscación en el área chica. El balón cayó como a plomo de forma reiterada junto al poste izquierdo de Molnar. Nada pudo objetar el equipo de Jankech al acoso forastero. Eslovaquia se tiró muy atrás y abusó del pelotazo. Kozlej, muy metido en la banda derecha, se ofreció en cada jugada para recibir el cuero de sus Zagueros.
Eslovaquia no supo ni como retener la pelota ni enfriar a la combativa Yugoslavia. La llegada del descanso fue un alivio para el bando local. La creatividad yugoslava en la divisoria contrastó con la esterilidad de los delanteros. La defensa, mientras, quedó en entredicho en el inicio del segundo tiempo. Kozlej se quedó solo, con el balón botando, ante Lekovic, y remató alto. Y, un minuto después, fue Balis quien disparó cruzado.
Yugoslavia estaba a merced de la fuerza física del grupo de Jankech, muy rehabilitado y metido en la refriega. Las llegadas de Eslovaquia fueron continuas y el partido quedó roto, muy vivo y sin pausa. Resultó un caos futbolístico. Yugoslavia despertó con un cabezado a la madera de Mijatovic. La lesión de Lekovic -el meta titular Kracj ya era baja- le devolvió, sin embargo, a la realidad. Mandaba Eslovaquia y certificó su jerarquía con un gol de
Majoros.Los locales dispusieron incluso de la posibilidad de certificar el triunfo en dos contras que desbarató Kocic. Les faltó lucidez y permitieron que Yugoslavia se enganchara al partido y al Mundial con un golpe franco transformado por Mihajlovic. El último tramo fue un discurso de impotencia de unos y otros por variar el mejor resultado para el que justamente no estaba en el campo.
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