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Ollano sube enteros en la Clásica

Las ausencias de UlIrich y Pantani allanan el camino al español en la prueba ciclista de San Sebastián

Mikel Ormazabal

El último vencedor del Tour de Francia, el alemán Jan UlIrich, y el italiano Marco Pantani no tomarán la salida hoy en la Clásica San Sebastián, valedera para la Copa del Mundo. El primero, porque ha dado por concluida su temporada, y el segundo, para centrarse en la Subida a Urkiola de mañana. Estas ausencias revalorizan la cotización de Olano, que se erige en el principal favorito para inscribir su nombre en el codiciado palmarés de la prueba donostiarra. La anunciada revancha del Tour tendrá que encontrar otro escenario.

La Clásica ha cambiado su fisonomía. En dos trazos, la organización de esta prueba ha alterado su perfil. Jaizkibel, ese pico que dividía el pelotón en ganadores y perdedores, ya no está a 17 kilómetros de la meta. Tras coronar este puerto, los ciclistas darán tres vueltas completas al circuito del próximo Mundial de ciclismo en San Sebastián, del 7 al 12 de octubre. La llegada tampoco estará en el Boulevard, en pleno corazón donostiarra, sino en las afueras de la ciudad.

El pelotón estará huérfano del podio de París. Sólo estará el francés Virenque después de que Ulrich y Pantani hayan rechazado la invitación. También han causado baja corredores como Rils, Tonkov o Jaskula. La Clásica sin embargo contará con una destacada pléyade de corredores, con los españoles Olano, Escartín y Jiménez, y los consumados clasicómanos Giannetti, Bartoli, Museeuw o Sorensen, quienes acaparan el protagonismo de un pelotón que estará compuesto por 192 corredores de 24 escuadras.

Jaizkibel no será decisivo

La lejanía entre Jaizkibel, de primera categoría, y la línea de meta (78 kilómetros) modificarán la estrategia de la carrera. Jaizkibel ya no será tan crucial como en las últimas ediciones. En la cima de este puerto se han gestado casi siempre los ataques y las escapadas decisivas. Sin embargo, este año el planteamiento de los ciclistas será distinto. Se pasará el puerto con más desahogo, para afrontar después los 45 kilómetros finales que albergarán el recorrido mundialista de octubre. Tres vueltas sobre un circuito de 15 kilómetros que circunvalan la capital guipuzcoana y en el que solamente existe una pequeña, aunque triple, dificultad orográfica: el alto de Oriamendi, de tercera categoría.La llegada se producirá alrededor de las cinco de la tarde en la recta del hotel Aránzazu, al lado de la ciudad universitaria. La nueva ubicación de la línea de meta se debe a las obras de remodelación que se están llevando a cabo en el Boulevard donostiarra y que impiden la instalación de las estructuras propias (la meta, la tribuna de prensa y el podio) de la llegada de una prueba de la Copa del Mundo. Esta mudanza se produce con carácter excepcional, dado que a partir del año que viene de nuevo se recuperará el trazado tradicional de la Clásica de San Sebastián.

La Clásica de hoy será una carrera de resistencia, de desgaste paulatino conforme se aproxime la meta. Las predicciones apuntan a un desenlace típico en las pruebas de un día. Los 230 kilómetros de recorrido irán marcando la selección de los corredores, hasta formarse un grupo de escogidos que librarán la batalla en los metros finales.

Los favoritismos recaen en los ciclistas que han destacado en el Tour, por su mejor puesta a punto y su reconocida calidad. La carrera saldrá hoy a las 11.30 horas del hotel Aránzazu, con el último vencedor de la clásica, el alemán Udo Bolts (Telekom), con el permiso de Olano, en la nómina de los favoritos. Las mejores escuadras del ciclismo actual se dan cita en esta clásica que repartirá casi seis millones de pesetas en premios.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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