Bidouane, la nueva estrella marroquí

Podría haber sido la misma sorpresa, pero 13 años después. En los Juegos de Los Ángeles, en 1984, una marroquí casi desconocida y de difícil apellido, El Moutawakil, se imponía en la final de 400 metros vallas. Entonces se aprovechó de la ausencia de las grandes especialistas rusas, porque las norteamericanas aún no habían despuntado en una prueba novata para las mujeres. Ayer, volvió a suceder lo mismo. Pero Nezha Bidouane no era una desconocida. Había hecho el 6 de junio, en la reunión de Roma, la tercea mejor marca mundial del año tras la norteamericana Kim Batten, campeona mundial en 1995 y la jamaicana Deon Hemmings, la gran favorita, campeona olímpica en Atlanta.Sin embargo, Bidouane llegó a Atenas en la mejor forma, e incluso superó su mejor marca personal, la mejor de todas las series y semifinales. Lo había conseguido con una manera muy astuta de entender la carrera. En lugar de desgastarse en los primeros 250 metros, la atleta marroquí había guardado lo mejor para el último cien. Lo mismo hizo en la final. Aunque empezaron dominando Batten y después Hemmngs, enzarzadas en una pugna que viene desde los Juegos de Barcelona 92, Bidouane realizó una progresión espectacular en la recta final. Tenía más fuerzas que sus rivales y, por lo tanto, estaba en mejores condiciones para llegar a dos últimas vallas con coordinación. Recortó los diez metros de desventaja que tenía con respecto a Hemmings y después de la última valla la sobrepasó. Su tiempo fue magnífico: 52.97s, un registro cercano al récord mundial de Kim Batten.