El Mérida certificó su retorno a Primera

El Mérida compró el billete para Primera y garantiza, por tercer año consecutivo, la presencía de un equipo extremeño en la Liga de las Estrellas. Fue un partido marcado por los nervios. En la primera parte el Mérida arrolló a su rival, pero fue incapaz de resolver. La precipitación, un terreno de juego rapidísimo que condicionó el juego, una cierta obstinación ofensiva a golpe de corazón y la falta de definición en el centro del campo depararon un guión sencillo: un equipo atacando y otro contemporizando ese acoso como buenamente podía; las más de las veces con el patadón como único recurso.El Mérida declinó apostar por el empate, aunque también resultaba válido para sus aspiraciones y aceleró el juego desde el pitido inicial arropado por el ambiente festivo de la grada. El Leganés respondió acumulando hombres sobre su portería. Pero los contragolpes locales se sucedieron sin orden. Poclbrozny anduvo confuso y en el carril izquierdo Pirri no existió. Canabal, el jugador con más desparpajo, se convirtió en la mejor referencia del Mérida, abriendo espacios, lanzando a sus compañeros y encarando puerta con decisión. Suya fue la jugada más espectacular a los 30 minutos. Arrancó con el balón pegado a los pies, dejó tirados a tres contrarios y soltó un impresionante disparo que repelió el larguero. A base de coraje, el Mérida continuó el asalto con un Leganés entregado a una defensa numantina.

Sólo había transcurrido un minuto de la segunda parte cuando Quique Martín, Silvani y Canabal protagonizaron, la mejor jugada del encuentro. Desde la banda derecha el balón, movido en un perfecto tiralíneas, corría hacia el fondo de la red con Julio Iglesias ya batido, pero el barro y el agua lo frenaron unas décimas, las suficientes para que un defensor cortara la trayectoria. La desazón en la grada se transformó apenas un minuto después en un estallido de júbilo cuando Quique Martín aprovechó un penalti. A partir de ese instante, la fiesta se instaló en la grada y el Mérida se dedicó a jugar con soltura. Quique Martín rubricó su condición de jugador más carismático de la afición local con un segundo gol