Bacanal de sexo y drogas
Una testigo denuncia que jugadores de la selección portuguesa participaron en una orgía
Los escándalos del fútbol portugués han superado todos los límites imaginables. Del asombro se ha pasado a la más absoluta perplejidad. Un programa televisivo volvió a destapar el pasado fin de semana con nombres y nuevos datos un escándalo que había sido enterrado hace más de un año por falta de pruebas. Según una testigo, durante una concentración de la selección en noviembre de 1995, un grupo de jugadores organizó, en un hotel de Estoril, una auténtica bacanal de drogas. y sexo para "relajarse" antes de su enfrentamiento con Irlanda. Ayer, el Gobierno, el Oporto -los acusados hasta el momento pertenecen a este equipo- y el Sindicato de Jugadores exigieron una inmediata investigación para aclarar este nuevo episodio fantasmagórico-deportivo. Las nuevas revelaciones del caso han provocado un amago de infarto al entonces seleccionador del equipo nacional y hoy entrenador del Oporto, Antonio Oliveira, una avalancha de críticas y protestas contra la cadena privada SIC y el inicia de las correspondientes investigaciones judiciales y de portivas. La estupefacción se ha apoderado de los dirigentes políticos lusos, que desde hace tiempo observan, impasibles, cómo los escándalos del fútbol se suceden y se superan unos a otros inexorablemente. En esta ocasión, una prostituta brasileña ha hecho saltar por los aires todos los pronósticos imaginables. Según la testigo, el entonces adjunto al seleccionador nacional, Joaquim Teixeira, se ocupó de reclutar a un grupo de prostitutas en un conocido bar de alterne lisboeta para rebajar las tensiones de sus jugadores. Cinco mujeres se trasladaron al hotel donde se encontraba concentrada la selección y, tras pasar por una puerta trasera, subieron hasta una de las habitaciones. Allí las esperaban fumando hachís un grupo de jugadores.
Siempre según la versión de la testigo, jugadores y mujeres se repartieron por diversos rincones de la suite para dar rienda suelta a sus ejercicios de relajación. Entre ellos se encontraban Folha, Paulinho do Santos, Domingos, Secretario, y Couto, aunque éste último abandonó la habitación al co-menzar la orgía, según el relato de la mujer.
Uno de ellos, Secretario, se recluyó en una habitación con dos prostitutas pero, al parecer, no consiguió colmar debidamente sus necesidades. Comenzó a gritar y pegar golpes contra las paredes hasta que se enzarzó con una de ellas. La sesión se convirtió en una algarada por los pasillos del hotel que acabó con la testigo en un hospital de Estoril. La brasileña afirma que Víctor Baía, que se encontraba en otra habitación y fuera de la bacanal, escuchó los gritos y salió al pasillo para calmar a Secretario. Al final, casi todos los empleados del hotel se enteraron de la monumental bronca que, sin duda, fue silenciada en la medida de lo posible. La revista Semanario dió cuenta en aquellas fechas del escándalo, pero sin nombres y datos concretos, a la vez que un periódico deportivo decidió no publicar nada sobre tan escabroso y delicado asunto. - -
La emisión del programa deportivo de la cadena SIC destapó en la noche del pasado viernes la caja de los truenos. Teixeira telefoneó al programa para desmentir las acusaciones y denunciar la "repugnacia" que le había producido la divulgación de tales acusaciones sin el más mínimo contraste y respeto hacia la intimidad y el buen nombre de las personas. Pocas horas más tarde, el entonces seleccionador nacional, Antonio Oliveira, era ingresado en un hospital de Oporto con un amago de infarto del que se recupera favorablemente. Fuentes próximas al actual entrenador del Oporto acusaron ayer a la cadena SIC de la crisis cardíaca de Oliveira, quien recientemente había pasado sin ningún problema una revisión médica.
El Sindicato de Jugadores condenó ayer la emisión del programa y las graves acusaciones vertidas contra los futbolistas y el cuerpo técnico de la selección "sin pruebas".
El sindicato anunció en un comunicado oficial que ha decidido suspender sus relaciones con la cadena y exige una "rigurosa investigación" por parte de la Federación Portuguesa de Fútbol para "llevar el asunto hasta sus últimas consecuencias". El Oporto presentará una demanda judicial.
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