El Barça da vida a la Liga
Los azulgrana, de la mano de Luis Enrique y Ronaldo, vencieron al Extremadura
El Barca destrozó la hermosa leyenda de Almendralejo. Y lo hizo ejerciendo la fuerza del poder, sin alardes, con un sentido práctico; sin brillantez, pero tampoco sin excesivo sufrimiento. En la primera oportunidad en que Ronaldo se plantó ante Montoya el guardameta argentino tuvo que agacharse para recoger el balón del fondo de su portería, una escena inédita hasta ayer en el Francisco de la Hera. Montoya no tuvo su noche y el Extremadura perdió el partido y dejó de ser invicto en casa tras los nueve últimos encuentros en Almendralejo.Ortuondo, el entrenador del equipo local, volvió a hacer su apuesta más fuerte en el centro del campo. Basualdo ordenando, Ito frenando al rival, Pedro José asumiendo el papel de francotirador y Pineda ejerciendo de solista. Agresivo siempre, tosco a veces, inspirado en ocasiones y voluntarioso hasta la extenuación. Frenar allí a un rival superior en mecanismos, recursos e inteligencia fue el objetivo inicial y por eso los locales arrancaron como una fleta, sin complejos y sin miedo. Se despreocuparon de una forma casi insultante de Ronaldo, agobiaron a los pasadores y el Barça, sin creadores, se acogotó.
Ni Stoichkov ni Sergi fueron capaces de cerrar la banda izquierda y Cortés, Silvani y Pedro José encontraron una cómoda vía de penetración. Iván de la Peña y Guardiola se plegaron a las exigencias del medio campo local, pero cuando la presión resultaba más agobiante para los de Robson y la grada vibraba el Barça, de un solo zarpazo, destruyó el sueño. El morbo puso a Ronaldo frente a Montoya y falló el guardameta en una extraña acción. Con el gol, vieron la luz.
Pero el Extremadura volvió a emerger. Apareció un impresionante Pineda. Un jugador inmenso, que explota a pasos agigantados. Dio una lección de control, elegancia, poder y desdoblamiento por ambas bandas. El Barcelona se achicó y esperó conformista. El Extremadura creyó nuevamente en sus posibi-lidades y su enorme fe forzó el empate. Pero el crédito cogido a base de esfuerzo lo despilfarró otra vez Montoya.
Tras el descanso el Extremadura rememoró las secuencias iniciales. Abrumar, acogotar al rival en el área, pero lanzando el balón al suelo, abriéndose a las bandas y tanteando la sorpresa. El Barça recuperó un cierto crédito en defensa y Guardiola comenzó a aprovechar los espacios. Arriba se asentó la duda. Ronaldo sesteó, perdido en su propia sombra, Figo continuó desaparecido y Stoichkov se metió en una cruzada de pelotazos sin destino.
Fue un juego de ida y vuelta, abrumado por las prisas, sin resolución, con entregas cómodas hasta el borde del área y después otra vez a empezar. El peso del esfuerzo determinó la situación. Robson tiró de Giovanni y Popescu para reforzar el centro del campo y Ortuondo asumió el riesgo sacando a Basualdo y optando por tres puntas con Duré, Silvani y Estebaranz. Las fuerzas escaseaban y el Barcelona, más fresco, superó a un Extremadura confundido y cabizbajo que precipitó la recuperación de Duré. El argentino apenas estuvo 15 minutos en el terreno de juego. Fue una acción de alto riesgo que puede pasarle factura a Ortuondo
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