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Un tigre se escapa en el Masters

Woods hace la tarjeta del día y es líder, con Olazábal cuarto, a cinco golpes

Carlos Arribas

Un vejestorio de chaqueta verde se balanceaba en su mecedora del piso superior de la casa club del Augusta National Golf Club. "Así me gusta el campo". Era el jueves por la tarde. "Estos niñatos ya saben en las condiciones en que jugábamos nosotros". El miembro del club se refería a las condiciones imposibles de greenes y banderas que lució el campo. Se solazaba el miembro del exclusivo club de que sólo siete jugadores rompieran el par del campo. Lo que todos llamaban ridículo él lo veía normal. Se supone que su sonrisa satisfecha se le congelaría ayer, viendo cómo un tigre negro, el color que hasta hace poco sólo se podía ver con el mono blanco de caddie, se escapaba, se burlaba de un campo, ayer ligeramente más fácil en lo que se refiere a las posiciones de bandera, y provocaba gritos de pánico entre la concurrencia. Y todo sin despeinarse. Tiger Woods, la perla negra, terminó la jornada con 136 golpes (-8). Sólo un puñado de aguerridos europeos aguantan el tipo mínimamente. El escocés Colin Montgomerie (-5), el italiano Constantino Rocca (-4) y José María Olazábal (-3) todavía pueden cazar al hombre que ha revolucionado el mundo del golf.El nuevo Michael Jordan del deporte ha llegado, también de la mano de Nike. La vieja guardia se desperdiga; como símbolos caídos el ganador de 1996, Nick Faldo (+ 12) y el finalista, Greg Norman (+ 7), no pudieron ni superar el corte y anoche hicieron las maletas. Así también Severiano Ballesteros (+ 11) y Phil Mickelson, la gran esperanza blanca.

El Tigre tiene pegada y también tiene cabeza. Olazábal puede recordar el partido que jugó con él en Augusta en el 95. Se asustó tanto de la longitud que alcanzaban los drives del norteamericano que al tercer hoyo decidió dejar de mirarlo para no volverse loco. Pero al final miró el marcador. Él había hecho 66 golpes, el Tigre 74. De aquello hace dos anos, un mundo. El Tigre, el hombre que lleva encima del cuerpo 33 plumas de esas que son el logotipo de su marca patrocinadora, ahora la pega larga, como siempre, pero controla, como nunca. "Mi táctica ha sido sencilla", dijo. "Aprovechar los pares cinco. Alcanzar un birdie como poco en cada uno de ellos". Se pasó un poco hizo tres birdies y un eagle (-5). Terminó la ronda en -6.

Su tremenda pegada le permite convertirlos en pares cuatro. Sale con uno de ventaja. Ya todos los jugadores alcanzan los greenes de esos cuatro hoyos en dos golpes, pero la gran ventaja del Tigre es que ese segundo golpe lo puede dar con un hierro bajo, un palo que permite colocar mejor la bola en el green. Y, por si acaso, si por casualidad pierde la calle, también tiene calidad e imaginación con los hierros para salir de los berenjenales en que le mete su aún joven cabeza de 21 años. Y también trabaja. Anochecía en el campo. El tee de prácticas estaba prácticamente desierto. Sólo dos figuras se percibían en la penumbra. Butch Harmon, el gurú del swing del Tigre, y Woods en persona. Puliendo defectos. Los demás jugadores, en su casa descansando.

Sólido Olazábal

Parece imposible la tarea de alcanzarlo. Pero aún hay esperanzas para los cazadores. Montgomerie, por ejemplo, se reencontró con el buen putt que creía perdido desde hace varias. semanas. Y el putt sigue siendo clave. Y también está ahí José María Olazábal, que lo sabe bien. Jugó una ronda de las que eufemísticamente se llaman sólidas, o consistentes, que él, autoexigente como nadie, denomina de asco, y que el marcador premia colocándolo en cuarta posición. Si sólo se quedó en consistente su juego fue porque le faltó la chispa de la fortuna. Dio tres golpes geniales. Uno -una bola empujada por un hierro 5 que entró por un babero entre dos bunkers para dirigirse mansamente hacia la bandera- le valió un eagle en el segundo hoyo; otro hierro le valió un birdie en el 12, el hoyo más difícil de la jornada. Y el tercero... Con el golpe de salida cayó en el bunker de la calle del 18. Su segundo golpe -fallido- le volvió a dejar en el bunker. El bogie parecía inevitable, pero su segunda salida del bunker dejó la bola, milagrosamente, a apenas un metro del agujero. La falta de chispa: no embocó esos putts de tres metros que permiten marcar la diferencia. Tampoco aprovechó como los demás los pares cinco. Y hasta en el 13 cometió un bogey por su valentía.Clasificación

. Tiger Woods (EEUU), 136 golpes (-8). 2º. Colin Montgomerie (Reino Unido), 139 (-5). 3º. Constantino Rocca (Italia), 140 (4). 4º. José María Olazábal, Jeff Slurnan (EE UU), Fred Couples (EE UU), 141 (-3). 7º. Paul Azinger (EEUU), Paul Stankowski (EEUU), Nick Price (Zimbabue), 142 (-2).

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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