Amunike saca al Barça del apuro
Un gol del nigeriano propicia la mínima victoria azulgrana en Logroño
El primer gol de Amunike en la Liga salvó al Barça de un gran apuro en Las Gaunas. El Barça de la remontada frente al Atlético, el mismo que le marcó cinco goles al campeón de Liga y Copa en media parte, se había quedado seco. Ni siquiera conseguía pasar la divisoria. Estaba atascado, contemplando impotente cómo el Logroñés se frotaba las manos con un empate que parecía tener bien ligado. La confianza perdió a los locales y la picardía de Iván de la Peña y Amunike cambió el rostro de la contienda. El gol llegó por la única vía posible: un golpe franco que cabeceó el nigeriano frente a las manoplas de Aizkorreta. Falló en su salida el meta y el volante certificó el triunfo azulgrana.El minuto del gol fue el únio referente que tuvo el Barça de ayer con el que doblegó al Atlético en la Copa. Nadie hubiera dicho, a tenor del discurso de la contienda, que frente a frente estaban el equipo más goleador contra el más goleado. El Logroñés había defendido su feudo hasta el punto que optaba de forma decidida a ganarle al Barcelona por primera vez en su casa. Vítor Baía, sin embargo, se redimió de su mal partido del miércoles, y selló la portería.
Obligado por el marcador de la jornada, que situaba al Betis por delante y el Deportivo a la par, el Barça tomó el balón desde la arrancada, pero fracasó en su conducción hasta el descanso. Le bastó al Logroñés con una buena presión defensiva, el ofrecimiento de Rubén Sosa en ataque y la movilidad de Morales, en busca de las diagonales, para estar siempre metido en el partido.
El toque azulgrana fue siempre entrecortado. Perdió mucho el cuero en la medular y no conectó con sus puntas. Sólo Luis Enrique abrió el partido por el flanco derecho. Las tres únicas ocasiones barcelonistas en el primer tiempo tuvieron al lateral derecho como protagonista.
El absentismo de Ronaldo, por contra, resultó alarmante. La falta de fluidez visitante alivió el trabajo del grupo local El equipo de Aimar transitó por la contienda sin agobios. Incluso tuvo llegada para incordiar en un par de acciones a Vítor Baía. El Barca dio una imagen de equipo flaco, sin consistencia ni agresividad. Estuvo siempre incómodo tanto por la estrechez del campo -no sabía por donde corrercomo por el atosigamiento al que le sometió el contrario -siempre que un volante bajaba a recibir iba acompañado de un marcador-.
El juego cayó en una lentitud arlamante y la falta de ocasiones adormeció el choque hasta el descanso. La reanudación pintaba aún peor para el Barca. El Logroñés le había tomado el aire al encuentro, y el partido iba a la medida de Rubén Sosa. El uruguayo le puso incluso una pelota de gol a Morales. El delantero, sin embargo, falló solo ante Baía.
El equipo de Aimar fue bajando los brazos y el partido quedó en manos de los cambios, y en este sentido Amunike aprovechó su ocasión para darle a su equipo la cuarta victoria consecutiva y la primera tras tres tropiezos consecutivos en campo ajeno (Anoeta, Sarriá y Tenerife).
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