La OTAN excluye a España de sus secretos nucleares

España no recibe los documentos sobre armas nucleares de la OTAN, que llevan el sello de atomal, la máxima clasificación prevista en la escala de secretos. Esta exclusión se debe a que el Parlamento español no ha ratificado un acuerdo, también de carácter secreto, sobre protección de los documentos del Grupo de Planes Nucleares (NPG) de la Alianza Atlántica. La legislación española no tiene establecido ningún mecanismo para que se puedan aprobar tratados internacionales de contenido secreto.

Desde finales de 1982, España participa en el Grupo de Planes Nucleares, el comité donde se decide la política nuclear de la OTAN. Primero fue observadora y luego miembro de pleno derecho. Y, sin embargo, la Alianza Atlántica no entrega a España los documentos que tratan sobre el despliegue, fiabilidad, seguridad y sistemas de mando y control de las armas atómicas. El Gobierno no ha enviado al Congreso, para su ratificación, el acuerdo sobre protección de los documentos de la OTAN referidos al armamento nuclear, ya que este acuerdo tiene carácter secreto y la legislación vigente no permite aprobar un tratado internacional que no sea público. Para salvar la situación, EE UU ha habilitado, con carácter individual y caso a caso, a una docena de personalidades españolas, encabezadas por el presidente del Gobierno, a quienes se permite examinar los documentos, pero no guardarlos, al no haberse comprometido España a garantizar su protección. Las fuentes consultadas sostienen que las autoridades españolas no han tenido problemas para conocer la documentación requerida, aunque ello se ha debido, en gran parte, a que España ha sido "muy poco curiosa" en asuntos nucleares. En medios de la OTAN se considera que la integración de España en la estructura militar debe servir para resolver esta anómala situación.