El mejor fue el de siempre: Molina
Una parada tras un tiro a bocajarro de Litmanen al filo del descanso, otro anterior después de una incursión fulminante de Babangida, decisión en las salidas por bajo y un poderío tremendo en los balones aéreos. Molina fue una vez más el mejor del Atlético. De alguna manera, el cancerbero rojiblanco hasta manejó el ritmo del partido. Agarraba el balón, levantaba la ceja y decidía: ahora saque rapido, ahora balón en corto, ahora unos segundos para coger aire.El entramado táctico diseñado por Antic también le ayudó bastante: el achique adelantado de la línea de atrás, la vigilancia impecable de Bejbl sobre Litmanen en la primera mitad, que sirvió como cortocircuito del fútbol letal del Ajax en la zona de la verdad... Pero el todopoderoso conjunto holandés supo de vez en cuando superar la estrategia del rival y plantarse en el área del Atlético. Entonces, por allí aparecía Molina para salvar a los suyos.
En el gol de Kluivert no pudo hacer nada. Pero el dolor de un tanto en contra no modificó su actitud segura bajo los palos. Siguió saliendo con rapidez y decisión lejos de sus dominios cuando la ocasión lo exigió, se ofreció para despejar con el pie los apuros de sus compañeros, dominó con autoridad todos los balones aéreos, estuvo valiente para tirarse a los pies de los delanteros en situaciones complicadas y mostró reflejos en los pocos remates que lograron sacarse de encima y con puntería los francotiradores del Ajax.
Cuando concluyó el encuentro abandonó tranquilo el majestuoso Amsterdam Arena. Después, cuando se le acercaron los periodistas se los quitó de encima con sencillez: "No hablo, ya lo sabéis". Y es que el guardameta rojiblanco decidió tomarse hace un mes una especie de vacaciones dialécticas y no realiza declaraciones.
Y no rompe su decisión ni en los días malos -nada frecuentes últimamente la verdad- ni en ocasiones como las de ayer, ante el Ajax, de esas que engrandecen la dimensión de un futbolista. El Atlético debe el resultado a todos pero especialmente a Molina.
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