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Argentina se la juega

Un traspié ante Uruguay el domingo complicaría el futuro mundialista de Passarella

El domingo por la noche, jugando frente a Uruguay en el legendario estadio Centenario, de Montevideo, la selección argentina de fútbol iniciará el tramo decisivo de las eliminatorias suramericanas para la Copa del Mundo a disputarse el próximo año en Francia. Después de Uruguay le espera Colombia, el líder del grupo, en el infierno de Barranquilla, y luego Bolivia, en la temida altura de La Paz. En esos tres partidos se juega el destino del equipo y el de su entrenador, Daniel Passarella.Sin Maradona, sin herederos, sin otros jugadores importantes, el fútbol argentino ha descargado toda la responsabilidad en Passarella. El que fuera capitán de la selección, un discípulo de César Menotti, transformado tras su experiencia como jugador en el fútbol italiano, trata de encontrar una supuesta "tercera posición" entre Menotti y Bilardo, la esencia y el cálculo, el jugador y la táctica, la técnica y la estrategia.

Mientras buscaba un sistema de juego que complaciera a la mayoría, Passarella se sostuvo con los resultados que logró desde que asumió el cargo hace más de dos años. Bajo su conducción Argentina jugó 52 partidos entre oficiales y amistosos, de los que ganó 32, igualó 13 y perdió siete. En esos partidos convirtió 111 goles y le marcaron sólo 40. Ganó el título panamericano, fue medalla de plata en los Juegos Olímpicos y le eliminaron en las semifinales de la Copa América.

Todo estaba bien y más o menos en calma hasta que se inició la eliminatoria suramericana que va a clasificar a cuatro equipos para la Copa del Mundo. Sin Brasil en juego por ser el último campeón, Argentina partía como favorita. El nuevo sistema de disputa, en partidos de ida y vuelta a lo largo de dos años, parecía beneficiar en principio a los equipos más poderosos de la región.

Y Argentina empezó bien, venció como local a Bolivia 3-1. Pero desde entonces el juego y los resultados comenzaron a trastabillar. Perdió con Ecuador en su primera salida y la excusa fue entonces la altura de Guayaquil. Empató con Perú en Lima, un partido que merecía perder, y la excusa fue el escaso tiempo de preparación. Empató con Paraguay en casa y aun cuando venció a la débil Venezuela volvió a empatar con Chile en casa. Para colmo, también perdió un partido amistoso de preparación con los suplentes de Yugoslavia. Argentina terminó el pasado año compartiendo el cuarto lugar en una eliminatoria donde se clasifican cuatro, pero debe jugar todavía los encuentros más difíciles fuera de casa.

La inquietud del público se transformó en nervios y los nervios en bronca contra el entrenador y el equipo. La selección se fue silbada del campo en los partidos que jugó el pasado diciembre, contra Chile y Yugoslavia. La multitud grita: "Maradona / Maradona", a modo de síntesis de su reclamo. Con ese nombre pide buen juego y victorias. La serenidad aparente de Passarella se ha desbocado en insultos contra algunos periodistas y en decisiones que no parecen responder a ninguna lógica. El entrenador convocó ya a 94 jugadores, entre ellos 10 porteros, 28 defensores, 38 centrocampistas y 18 delanteros y aún no sabe cuál es la base del equipo.El caso más patético es el de los porteros, prueba uno distinto cada vez. La prensa lleva el detalle de esos extraños cambios de nombres y de estilos y apunta que -por ejemplo- nunca fue llamado Fernando Redondo porque lleva el pelo demasiado largo. Los críticos más duros han comenzado a insinuar la posibilidad de que le pidan la renuncia al cargo si el equipo no consigue un resultado favorable frente a Uruguay.

El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona, ha dicho que los contratos de los entrenadores de la selección se cumplen hasta el final. Así ha sido y así será, entre otras razones porque el único entrenador que podría reemplazar ahora a Passarella es Carlos Bianchi, que desea seguir conduciendo al Roma de Italia.

. El otro sería José Pekerman, el entrenador de la selección Sub 20, con la que logró la Copa del Mundo, un hombre joven que hace jugar a sus equipos el mejor fútbol que pueda verse hoy en este país, pero que aún no tiene la suficiente experiencia con profesionales. El tercero en cuestión sería, naturalmente, César Menotti. Pero el presidente de la AFA no resiste sus críticas a la organización del fútbol argentino.

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