Colina y teatro vivos
Tras 20 años de trabajo en títeres para adultos, el grupo La Tartana ha irrumpido en el teatro infantil con un texto actual, La roca y la colina, obra del autor de origen afgano David Mckee El espectáculo es un sencillo y bonito montaje apto de tres a diez años que tiene mucho de cuentacuentos dramatizado. Los diálogos son sustituidos por un narrador: la voz de una niña de ocho años, con la que La Tartana ha buscado la complicidad con el niño-espectador. Aunque esta niña supera con creces el examen, si se compara con otros de su edad, se queda corta ante el profesional.
El montaje parte de la idea de que todo lo que aparece en escena tiene vida y, por tanto, se mueve. En La roca... son títeres no sólo las personas y los. animales, sino también un elemento escenográfico: la colina. La colina cambia de aspecto: primero es alta y majestuosa, más tarde, tan esmirriada que se convierte en valle. Los problemas técnicos de tanto cambio se han resuelto, en general, con acierto gracias a un artilugio capaz de plegarse sobre sí mismo sin laboriosidad.
El argumento narra la vida de los habitantes de una casita situada en su cima. El señor y la señora Plin gozan de unas vistas que atraen a los vecinos de otros pueblos, y, sin embargo, la mujer no acaba de estar contenta por culpa de una roca que tapa su ventana. Al quitar la roca, la colina se desinfla hasta desaparecer. El relato tiene una lectura ecologista. Es raro ver reflejadas tales cuestiones en la cartelera infantil sin que se sacrifique lo artístico para poner el acento en lo educativo.
La roca y la colina. Sala Pradillo, Pradillo, 12, metro Concha Espina. Sábados, 17.00, domingos 12.30, hasta el día 29.
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