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Un portero alto, ¿para qué?

El Madrid ha recibido siete goles de cabeza, una proporción a la que ningún equipo se acerca

Buyo, 1,79 metros: demasiado bajo. Cañizares, 1,81 metros: demasiado bajo. Nada más llegar, Fabio Capello despreció las cualidades de los guardametas del Real Madrid y los tachó de su lista de preferencias por su estatura. Quería más centímetros para proteger su portería. El club, que acató sin rechistar sus exigencias, le trajo por 386 millones de pesetas a un gigantón alemán: lllgner, de 1,90 metros. Y el técnico italiano se fue tranquilo a la cama, convencido de que su portería no sufriría por arriba. El curso de la temporada, sin embargo, ha demostrado otra cosa. Si por algún sitio demuestra problemas el Madrid es por alto. Así, de cabeza, ha recibido siete de sus diez goles en contra. Un porcentaje demoledor (70%) con respecto a los que enseñan los restantes competidores.El pasado domingo, en Sevilla, el mal volvió a repetirse. Rafa Paz centró desde la derecha, Illgner se limitó a observar el vuelo del balón y Salva le ganó el salto a Redondo: otro gol de cabeza. La fortaleza aérea de Hierro o la bravura de Alkorta no han servido tampoco de remedio: el problema se repite con insistencia desde el comienzo de Liga.

No parece un problema de altura, en cualquier caso. Porque las dimensiones de los rematadores tampoco era para echarse a temblar. Martins (Deportivo, 1,70 metros) y Alfonso (Betis, 1,78), por ejemplo, no llegan a un metro ochenta. Schurrer (Racing) mide 1,84 metros. Y Salva (Sevilla), 1,85, un centímetro menos que Redondo, el jugador al que le superó en el salto. Y aunque Penev (Compostela, 1,89 metros), Poyet (Zaragoza, 1,87 metros) y Kovacevic (R.Sociedad, 1,88 metros) sí pueden considerarse altos, no lo son más que Illgner, el cancerbero titular de más estatura de toda la Primera.

El caso es que el Madrid ya ha recibido siete goles de cabeza, una cifra que sólo supera el Hércules (9) e iguala el Logroñés, los dos equipos más goleados del campeonato y a los que lógicamente le rematan mucho más que a los blancos. La diferencia es descomunal si hablamos de porcentajes. Porque el equipo de Capello ha encajado de cabeza el 70% de, sus goles en contra, casi el doble de la proporción que muestra el Hércules (37%), el equipo que más se le acerca.

El Madrid sufre en el juego aéreo. llIgner ha demostrado ser más portero de reflejos y dominio de los mano a mano contra el delantero, que poderoso en las salidas por arriba. Flojea igual con los centros que le vienen desde la banda derecha (tres tantos encajados) que con los que le vienen desde la izquierda (cuatro tantos). Pero no todo es imputable al portero: los jugadores centran con comodidad desde los costados, los defensas no cierran bien del todo y el sistema, que ahoga al rival en su zona de creación, no arropa lo suficiente por alto. Y el problema tampoco se corrige en ataque: los blancos sólo han marcado de cabeza dos de los 26 goles que suma (8%). Ambos los anotó Raúl.

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