Un artista censurado
Taponado por Robson y Clemente, lván vive encadenado por unos técnicos que anteponen sus defectos a sus virtudes
"Prohibido tirarla fuera". Fue el primer credo que aprendió Iván de la Peña cuando ingresó en la Escuela Municipal de Fútbol de Santander a las órdenes de Laureano Ruiz con sólo nueve años. No había cumplido los doce, cuando en un partido con un equipo de Santander, aquel mocoso del barrio pesquero de la capital cántabra, abrochó la pelota y dedicó los últimos 20 minutos del encuentro a pegar pelotazos fuera del campo. Al día siguiente, Laureano -uno de los grandes expertos españoles en la formación, que llegó a entrenar al Barça cuando Cruyff despidió a Weisweiller allá por los años setenta- le dio un pequeño tirón de orejas: "¿Se puede saber por qué has tirado diez pelotas fuera?" "Porque íbamos ganando y había que aguantar el resultado". "Pues olvídate, tú eres un artista y debes comportarte como tal".Iván jamás olvidó aquella lección. Aún hoy en día, de vez en cuando, sobre todo en sus momentos más bajos, descuelga el teléfono y escucha el mismo eco: "Iván, soy Laureano, recuerda que eres un arfista". Y es que su técnico nodriza aún no se explica qué ocurre con su alumno más aventajado: "Es un número uno, aunque sus entrenadores todavía no saben lo que tienen entre manos". Quizá porque, efectivamente, Iván es un artista.. Un pecado que sólo redime la grada, que palpita con su juego singular e imaginativo, y unos cuantos entrenadores sin espíritu censor. Al resto le provoca un sarpullido.
"Iván está para crear, para inventar un pase que nadie es capaz de ver ni ejecutar tan rápido y dejar al delantero solo ante el meta contrario", dice Laureano. Una definición suscrita por César Luis Menotti, Jorge Valdano, el mismísimo Johan Cruyff y otros cuantos técnicos.
"No le quita la pelota nadie, pierde seis u ocho balones por partido y deja vendidos a los pivotes defensivos; tiene talento, pero se empeña en dar siempre el mismo pase y le falta regularidad". Son los argumentos de Javier Clemente, que discute incluso su titularidad en la selección sub-21. José Mourinho, el segundo de Bobby Robson en el Barça, valora "su gran calidad de pase y su extraordinaria capacidad para cambiar la cadencia de los partidos", pero... "tiene que mejorar el trabajo sin balón, no tiene hábitos defensivos".
Muchos azotes
Así, la discusión deportiva sobre Iván enfrenta a los que anteponen sus cualidades frente a los que proclaman sus defectos. "Migueli nunca pudo hacer de Schuster; ¿por qué Iván tiene que hacer de Popescu?". La pasada temporada, Laureano compartió ésta y otras reflexiones sobre su paisano con Johan Cruyff. El entrenador cántabro está convencido de que con el holandés, "lván hubiera crecido y estaría jugando". Buen conocedor de Johan, al que dirigió como jugador, de alguna manera, Ruiz se atribuye parte de la culpa de los azotes que recibió Iván el pasado año. "A Johan no le gustaba que tanto yo como otros alabáramos a Iván, pero él estaba encantado con el jugador". Pero Johan, siempre Johan, un día hizo retumbar los cimientos del Barça: "La técnica de Iván es mediocre. Aún juega, por ejemplo, con una pierna. Así no se puede tener una técnica perfecta. El masajista del equipo, Ángel Mur, tiene 53 años y juega con ambas piernas".Las palabras de Cruyff sobre el artista levantaron ampollas en las gradas del Camp Nou. Aprovechando que la afición culé adoraba a Iván, Josep Lluís Núñez se lo tiró a la cara al holandés. Destituido Cruyff, Núñez echó un vistazo a unos vídeos, contrató a Giovanni y convirtió a Iván en un jugador secundario.
Incluso, un técnico del entorno del presidente Núñez, que prefirió esconder su identidad, espetaba recientemente: "Iván está mal dirigido, alguien le ha dicho que lo único que tiene que hacer es dar un par de pases buenos para copar las portadas y así mejorar sus contratos".
Puede que no sepan que en las portadas sólo hay sitio para uno: para el artista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.