El Ivima mantiene 392 pisos en esqueleto desde 1990
Los 392 pisos del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima) a medio construir desde hace seis años en el Alto del Arenal vallecano siguen parados a pesar de que este organismo oficial se propuso venderlos hace un año porque acabarlos le resulta "ruinoso" por su pequeño tamaño.Sin embargo, su único pretendiente, la asociación Fedekas, que agrupa a diversas agrupaciones vallecanas, se queja de que el Ivima no haya contestado a su propuesta de adquirir los bloques para destinarlos a cooperativas vecinales de viviendas de protección oficial (para familias que ganen menos de 5,5 veces el salario mínimo).
El director del área de Promoción y Rehabilitación del Ivima, Emilio Vázquez, reconoce que, por ahora, sólo Fedekas está interesado en estos cuarenta edificios empantanados. Y justifica que aún no se les haya contestado: "Como tenemos que sacarlos a concurso público estamos preparando los pliegos de condiciones para su venta. Esperamos tenerlo listo para el último trimestre de este año", añade.
Sin respuesta
Paco Pérez, portavoz de Fedekas, replica: "Fue el mismo Ivima el que nos sugirió que si teníamos alguna propuesta sobre los edificios se la comentásemos, lo hicimos hace casi un año, en febrero nos dijeron que en un mes nos contestarían y hasta ahora ...". En 1993, Fedekas okupó simbólicamente los bloques para denunciar su abandono.En el pasado otoño, la promoción tenía otro novio: la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV). Pero, según manifiesta Luis Armada, consejero delegado de la EMV, han descartado adquirir los bloques porque han encontrado numerosos problemas registrales.
"La propiedad del suelo no está acreditada y la obra carece de licencia porque no se ajusta al planeamiento urbanístico de la zona", añade. "Además, esos edificios nos interesaban para trasladar a los vecinos de la vieja colonia municipal de San Pablo, pero les vamos a realojar en los terrenos que ocupan ahora", concluye Armada.
Vázquez niega que existan problemas registrales de importancia. "De las 40 parcelas sólo hay cuatro con esas dificultades que, además, estarán resueltas para cuando las saquemos a concurso", asegura.
El parón de las obras data de 1990. La constructora interrumpió los trabajos porque la Comunidad dejó de pagarle. El Ivima aseguró que había pagado a la gestora estatal Sociedad de Gestión de la Vivienda (SGV) el importe destinado a la constructora, pero que SGV no lo abonó. SGV replicó que el Ivirna paralizó la obra por falta de fondos.
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