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Faustini, el de las máximas estimulantes

Carlos Arribas

Biagio Conte, el efímero primer líder, no fue, sin embargo, el primero. Lo de neoprofesionales de 28 años que se hacen protagonistas en su primera gran ronda lo puso de moda esta temporada otro italiano, Stefano Faustini. El corredor del Aki, que llegó a profesional tan tarde después de haber colgado la bicicleta hace un par de años harto de no recibir ofertas, destacó en el Giro no sólo por terminar séptimo tras exhibirse en el Gavia, el Mortirolo y en la contrarreloj, sino por su peculiar pugna psicológico-publicitaria con Cipollini.Al bello sprinter le dio por poner un cromo de Pamela Anderson en el manillar de la bicicleta para motivarse y Faustini, también profesor de gimnasia aparte de ciclista, le respondió pegando máximas. Entonces se dijo que su frase favorita para concentrarse era "Miguel soy yo". "No", dice ahora el bresciano Faustini, "Miguel es él [señalando con el dedo al navarro que en esos momentos firma en el control] yo ponía frases interesantes: que sacaba de los libros que leía, y, a veces fotos de mi niño pequeño". Todo, psicología conductual, en la que no entraban sugerentes actrices. "No, si pusiera a Pamela, no se me concentraría la cabeza, en todo caso los bajos [gesto señalándose]". Su estimulante mental son las máximas.

La aproximación personal de Faustini al ciclismo es la vía artesanal dentro de un ciclismo italiano cada vez más mecanizado, en el que los grandes debates los entablan los médicos y sus métodos de entrenamiento. Y una vía que pretende no sólo ser original sino también válida. "Voy a intentar ganar la Vuelta, pero no sé si podré porque aquí está el vértice del ciclismo, pero creo que tengo mis oportunidades porque voy bien contrarreloj y me defiendo en la montaña", dice.

A los 28 años, a cualquier ciclista empieza a considerársele ya como un hombre, de vuelta, y más con la moderna tendencia de hallar jóvenes fulgurantes y después, el olvido, y otro nuevos. La filosofía de las caras diferentes cada año. Pero Faustini funciona como un jovencito con experiencia, que es diferente. Ha pasado antes por el asqueamiento. "Como aficionado yo era bueno, ganaba muchas carreras, pero a los 25 años me cansé de que ningún equipo me contratara y colgué la bici. Un amigo me convenció de que volviera y entre agosto y septiembre del año pasado logré 15 triunfos. Y aquí estoy, como un hombre nuevo. No es cuestión de años, sino de mentalidad".

Faustini sale sin ninguna pegatina en el manillar. "Me las guardo para las etapas importantes", dice. "Ah, y no te olvides de poner que estoy casado y tengo dos hijos".

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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