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TOUR 96

Induráin: "No sé si éste es mi fin, pero a más no voy a ir"

El navarro acepta con lucidez que ha perdido el Tour, pero luchará por el podio

Carlos Arribas

"No sé si éste es mi fin, pero sé que a más no voy a ir. Acabo de cumplir 32 años". Induráin acababa de perder el sexto Tour el día de su cumpleaños y con lucidez habló del futuro. "Sé que a este ritmo va a ser difícil que siga, pero espero recuperar la ilusión este invierno. Pero antes vamos a pasar este Tour, que bastante tenernos". Tony Rominger, viejo rival de mil y una batallas, se enfadó de verdad cuando se le preguntó: ¿ha sido el fin de Induráin? "No, por favor, no. Tiene un mal día y ya lo estáis enterrando", respondió airado. "No va a ganar el Tour este año, pero Induráin sigue siendo el más grande".Esta vez Miguel Induráin no cerró la puerta de la furgoneta azul con los cristales tintados. Nada más cruzar la meta a 2 minutos y 38 segundos del jubiloso Riis, Induráin dio media vuelta y se dejó caer sin pedalear 200 metros cuesta abajo por la misma subida en la que acababa de perder el sexto Tour. En el parking de los equipos estaba su furgoneta. Allí, en el quicio, se sentó. Cuerpo sudoroso, no abrió la boca más que para pedir una toalla después de beberse de un trago una botella de agua de medio litro. La música de fondo no podía ser más dura; Induráin la oía de lejos por primera vez un día clave en cinco años: los altavoces lanzaban al eco los aplausos, las alegrías y el jolgorio de la ceremonia de investidura del líder, de Bjarne Riis. Un momento histórico, pero cuando por fin habló, después de cambiarse de ropa, engullir un plátano gigantesco y recibir los ánimos de su ex compañero Jean Fraçois Bernard, Induráin no tenía pensada ninguna frase histórica. No tiene la facilidad de Rominger. Lo suyo fue analizar la etapa, la subida a Hautacam, decir lo que pensaba sin buscar excusas.

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"El mayor, y único problema, es que no he podido aguantar", dijo Induráin. "He intentado tres veces seguir los ataques de Riis, pero a la cuarta me ha reventado. El está muy fuerte y lo ha demostrado: en la subida él iba con plato grande mientras los demás sufríamos con el de 39 dientes. Viendo eso no había que pensar más". A Induráin, entonces, no le hizo falta para saberlo la pequeña demostración de suficiencia del danés antes de su ataque decisivo, cuando se dejó caer, sobrado de fuerzas, como para inspeccionar las tropas que iban en el grupo. Virenque sí que se fijó en la maniobra. "Riis ha demostrado que es el patrón del pelotón. Él solo ha atacado y ha hecho la diferencia", afirmó. "Cuando se dejó caer a rueda de Leblanc, supuse que quería pasar revista a sus rivales".

Lo más duro para Induráin estaba por llegar. "Yo me la tenía que jugar aguantándole", explicó. "Pero él me sacó de punto y ya no pude coger la rueda de ninguno para intentar limitar las pérdidas. Pero ya es algo que me ha pasado otras veces". Lo más duro, se sospecha, no es pensar en el año siguiente, en el futuro abstracto, sino en lo que se tienen entre manos, en este Tour y en la etapa de hoy, en la que termina, irónicamente, en su Pamplona, un hecho que tampoco le produce nervios. Actúa con el automatismo de todos los grandes ciclistas, la rutina que les impide plantearse problemas cuando hacen su oficio. "Con pasarla será suficiente. Y para el resto del Tour, a ver si consigo una plaza en el podio. Riis lo tiene prácticamente ganado. Sólo puede perderlo si explota y pierde hasta los papeles".

Un programa cargado

Si Induráin no aguantó los ataques de Riis, si se desfondó y hasta otros corredores menores le dejaron, fue porque no estaba bien. "La verdad es que afrontamos esta etapa con un gran interrogante", dijo Eusebio Unzúe. "Éramos conscientes de que Miguel no estaba al 100%, pero se trataba de saber si aún así podía aguantar con los mejores. Y la respuesta en este primer gran test del Tour ha sido no". Unzúe también explicó las que a su juicio han sido las razones de que Induráin no haya estado al máximo. "Quizás", explicó, "haya tenido un programa de carreras un poco cargado antes y haya llegado más cansado. Ha sido el mismo programa, casi coma por coma de las últimas temporadas, pero está visto que los años no perdonan. Ya avisábamos de que había que empezar a simplificar objetivos". Riis llegó al Tour con cero victorias, Induráin, con 10. Tuvo el navarro un mes de junio duro, con un fuerte pulso de desgaste contra la ONCE, el otro damnificado del Tour. José Miguel Echávarri, por su parte, añadía otro dato al análisis. "Lo único claro que tenemos", afirmó, "es que el clima lo ha cambiado todo. Ha roto todos nuestros esquemas y ha alterado el libro de ruta del Tour".Visto su estado de forma, es muy difícil que Induráin pueda estar en los Juegos. Está claro que sólo iría a Atlanta si estuviera seguro dar una medalla; decidirá en París", dijo Unzúe. Olano no hablará hasta París.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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